Posada de Llanes festeja Santiago

La comitiva folclórica volvió a salir de los jardines del chalé bautizado como Villa Pilar, una mansión inaugurada en el año 1925, hace exactamente un siglo

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Una multitudinaria procesión recorrió Posada de Llanes por Santiago. | Guillermo Fernández

La villa de Posada homenajeó en su día grande, 25 de julio, a Santiago y la comitiva folclórica rumbo a la iglesia parroquial volvió a salir de los jardines del chalé bautizado como Villa Pilar, una mansión inaugurada en el año 1925, hace exactamente un siglo.

En 1980, hace 45 años, compró la casa el lugareño José Luis Ruenes, emigrante a Venezuela, que falleció el pasado 13 de marzo de 2025. Por esa razón, una buena parte de sus descendientes quisieron regresar este año a España, a Asturias, a Posada, para contemplar el inicio de las fiestas desde la mansión adquirida por su progenitor. Allí estaban 25 miembros de la familia, entre ellos cuatro hijos y once nietos.

La mañana de Santiago en Posada comenzó con un pasacalles matinal de la banda de gaitas Llacín, dirigida por Bitor Carbajal y formada por 21 gaiteros, 17 percusionistas y tres abanderados. A mediodía, desde la mencionada finca Villa Pilar, partió el desfile folclórico del que formaban parte la banda de Llacín; cinco ramos, uno de rosquillas de anís, dos de pan dulce y otros dos de pan artesanal; el gaitero Santi Galguera y el tamboritero Ángel Rey; más de doscientas niñas, mozas y mujeres vestidas de aldeana llanisca; decenas de hombres ataviados de porruano; las andas con la imponente imagen de Santiago; el párroco, José París, y un elevado número de devotos y curiosos.

Las mozas se dejaban el alma en sus cantares y tañían las panderetas al contrapunto de dos tambores en manos de las hermanas Elena y Nati Sampedro. Santiago se presentó en la arteria principal de la villa sobre un manto de claveles rojos, paniculata y brotes de eucalipto.

Apenas había huecos para seguir la eucaristía en un templo abarrotado. El oficiante, José París, es un sacerdote breve, que simplifica las cosas y en el uso de la palabra ofrece propuestas contundentes. Tras la misa, en la plaza de Parres Piñera, acompañados por gaita y tambor, lo niños/as y mozos/as de Posada ofrecieron un concurrido festival folclórico. Los guajes bailaron la Giraldilla, la jota de Leitariegos, y el Xiringüelín, mientras que los mayores interpretaron el Saltón, la jota del Cuera, el Xiringüelu de Naves y el Pericote.

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