La procesión transitó por las serpenteantes y bien cuidadas calles del pueblo llanisco, al borde de mansiones seculares que lucían en sus balcones las banderas de España y Asturias
Tiempo de lectura: 3 minutosLa imagen de Santa Marina procesionó por las calles de Buelna. | Fotos: Guillermo Fernández
Buelna, la localidad más oriental del concejo de Llanes por la costa, celebró este sábado su fiesta en honor a Santa Marina. A pesar de mi dilatada experiencia en actividades festivas, fui ganador varios años de la Avellana de Oro, nunca había acudido a dicha celebración, que hoy me causó una inmejorable impresión por los ritos, las tradiciones, el folclore, su paisaje y el paisanaje. El mercurio del termómetro oscilaba entre 25 y 26 grados, en los arcenes de la carretera había aparcados más de un centenar de coches, y en los lugares apropiados para ello se encontraban estacionados una decena de autocares. No eran romeros en busca de fiesta, se trataba de turistas, senderistas y curiosos orientados hacia las refrescantes aguas del Cantábrico. En el festejo estábamos los que debían estar, ni uno de más ni uno de menos. La puntualidad en los actos fue más precisa que la de los relojes suizos.
A mediodía, desde la bolera, se puso en marcha una comitiva folclórica rumbo a la iglesia. Abría el cortejo una bandina que ayer debutaba con gaita, tambor y pandero, manejados, respectivamente, por José Rey, Andrés Fernández y Marta Amieva. Seguía un artístico ramo de pan artesanal trasladado por los jóvenes Antonio Pérez, Daniel Yacar, Alfonso Carrera y Miguel Sordo. Por detrás aparecían medio centenar de niñas y mozas vestidas de aldeana llanisca. Cerraba la comitiva el afamado tamboritero ovetense Alfonso Carrera, senior, y un elevado número de romeros.
A las puertas del templo, el párroco, Ignacio Pérez Perela, recibió a los que llegaban para dar comienzo a la procesión. Para ello solo fue necesario acoplar al cortejo las andas con la imagen de Santa Marina que iban a hombros de Alejandro de la Borbolla, José Luis Calvo, Luis Corsini y Jorge Sagardía. La procesión transitó por las serpenteantes y bien cuidadas calles de Buelna, al borde de mansiones seculares que lucían en sus balcones las banderas de España y Asturias. De regreso a la iglesia se celebró la eucaristía y para ser precisos cabe reseñar que era misión imposible encontrar un hueco en el interior de la iglesia. Al finalizar la misa tuvo lugar un festival folclórico en el que los lugareños, acompañados por gaita y tambor, bailaron ‘Los Cachetitos’, ‘Las Donzainas’ y ‘La jota de Cangas’. Y de forma cantada interpretaron una danza titulada ‘La yerbabuena’.
Anunciar, por último, que Ignacio Pérez Perela, sin abandonar las parroquias que lleva hasta la fecha: Vidiago, Pendueles y el Valle Oscuru, se hará cargo desde primeros de septiembre de la parroquia de Colombres, que engloba todo el concejo de Ribadedeva.