El territorio asturiano concentra el 14% del arte rupestre europeo. Es por tanto un lugar idóneo para acercarse a esa memoria, esa historia y ese arte único y misterioso que está presente en las cuevas prehistóricas
Tiempo de lectura: 14 minutosCuevona de Ardines, en Ribadesella. | Xuan Cueto
Asturias es una tierra de paisajes: es su piel y aquello que la viste lo que la convierte en un paraíso, en destino turístico, en morada para quienes aman lo natural. Sin embargo, bajo su dermis y su apariencia, Asturias tiene también mucho que ver y conocer: oquedades recónditas, silenciosas hace siglos, plagadas de historia, memoria y arte, así como de paisajes invertidos, oscuros y llenos de eco en los que un día (hace muchísimo tiempo) habitaron nuestros antepasados.
Es un hecho: este pedazo del planeta lleva proveyendo de recursos y de refugio a los humanos mucho más tiempo del que pudiéramos imaginar; y es en las cuevas donde queda, a pesar de los larguísimos siglos transcurridos, memoria de esas épocas ancestrales. Algunas (como los útiles de piedra hallados en la rasa del Cabo Busto) tan lejanas que arrojan antigüedades complicadas de imaginar, superiores a los 300.000 años.
Casi nada.
Sin embargo, fue hace 35.000 años (en fechas del Paleolítico superior) cuando llegó a Asturias la única especie humana presente hoy en el planeta: el Homo Sapiens. Y esto marcó una diferencia y elevó a un nivel superior los yacimientos paleolíticos asturianos por una característica muy concreta: el Homo sapiens trajo consigo el arte.
A partir de ese momento no se trata sólo de tener certeza de la presencia de nuestros ancestros hace miles de años en las cuevas y parajes asturianos, sino que el Homo Sapiens dejó una huella artística (quizás un mensaje, quizás sólo representaciones figurativas) con forma de pinturas y símbolos en las paredes de las cuevas. Y lo hizo a lo largo de 25.000 años –nada menos-, implicando a cientos de generaciones y dando lugar a la creación cultural más extensa (por su magnitud temporal) de las realizadas por el hombre.
Pensémoslo con detenimiento: el territorio asturiano (que ocupa el 0,10% de la superficie total europea) concentra el 14% del arte rupestre de dicho continente. Por tanto, Asturias es un lugar idóneo para acercarse a esa memoria, esa historia y ese arte único y misterioso que está presente en las cuevas.
Por suerte, las específicas características del mundo subterráneo, escasamente frecuentado y con unas condiciones ambientales muy estables, han favorecido la preservación a lo largo de miles de años de las pinturas y grabados realizados en las paredes de las cuevas.
En la actualidad, Asturias cuenta con cincuenta cuevas y abrigos en los que se conservan pinturas y grabados rupestres. Todos ellos se distribuyen a lo largo de los ejes fluviales del Nalón, el Sella y el Cares-Deva, así como en la zona costera oriental.
De ese medio centenar de recodos, muchos pueden visitarse: un selecto grupo de sitios que resumen muy bien las características del conjunto y la importancia del patrimonio prehistórico asturiano. Tres de estas cuevas que están abiertas al público forman parte, además, de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
En este artículo se recogen un total de siete cuevas visitables: una muestra estupenda que permite ahondar en ese pasado misterioso del mundo paleolítico. Una colección de lugares increíbles que conforman un “tour por la prehistoria asturiana” completo e inolvidable.
Caballo del Talud | Equipo Norte, Fototeca de Arte Rupestre, Ministerio de Cultura.
La Peña de Candamo: la puesta en escena
Situada en la localidad de San Román, en el valle bajo del río Nalón, esta cueva se había cerrado en el año 1979 (debido a graves problemas en la conservación); por suerte, en 1994 reabrió, aunque sometida a fuertes restricciones en su sistema de visitas.
Su contenido artístico se distribuye en dos zonas principales: el Salón de los Signos Rojos y el Gran Salón, que acoge la mayor parte de representaciones artísticas de la cueva, siendo el Muro de los Grabados el lugar donde se concentran maravillosas pinturas y grabados de toros, caballos, cérvidos y cabras.
Además, en la Peña de Candamo hay un lugar muy especial, ubicado entre dos grandes conjuntos de estalagmitas pintadas de rojo en el que se abre un camarín (un pequeño hueco en las alturas) repleto de figuras animales en las que destaca un caballo, pintado en tonos ocre. El repertorio gráfico de este recodo culmina con una figura de cabra, situada a la izquierda, sencilla pero muy expresiva. La escenografía del conjunto completo está efectivamente lograda e impresiona gratamente a cualquiera que se detenga a observarla. Muy recomendable.
La cueva de Candamo está abierta al público durante la semana santa y el verano. Las visitas se realizan de martes a domingo. Los lunes está cerrada. El acceso infantil es a partir de los siete años y la entrada de mascotas está prohibida. Eso sí, es imprescindible reservar previamente para visitarla.
Toda la información para conocerla está en www.candamo.es
Abrigo de Santo Adriano. Bisonte. | Javier Fortea. Gobierno del Principado de Asturias. Consejería de Cultura.
La Cueva del Conde y El Abrigo de Santo Adriano: grabados a la luz natural
En realidad, la Cueva del Conde no es una cueva sino más bien un abrigo, marcado por dos entrantes profundos que se estrechan hacia el interior. Fue excavada en el año 1915 por el Conde la de Vega del Sella y su arte rupestre consiste en haces de líneas, grabadas con un surco muy profundo. Se encuentra situada a escasos metros del río Trubia, próxima a la carretera AS-228 y a la localidad de Tuñon.
Por su parte, Santo Adriano es un pequeño covacho orientado al sur, descubierto en el año 1994 por el grupo de espeleología Polifemo. En su interior, guarda un importante conjunto de figuras grabadas que se distribuyen en sus dos paredes laterales: su peculiaridad consiste en que las figuras están expuestas a la luz natural y en que su disposición aprovecha los accidentes naturales de la pared para conferir más realismo y volumen. Una maravilla.
Visitar La Cueva del Conde y el Abrigo de Santo Adriano es gratuito. Eso sí, es imprescindible reservar previamente a través del mail info@laponte.org o en el teléfono 985761403.
Cabra grabada en El Buxu. | Miguel de Guzmán, Consejería de Cultura del Principado de Asturias
Caballos grabados en El Buxu. | Miguel de Guzmán, Consejería de Cultura del Principado de Asturias
La Cueva del Buxu: el arte muy de cerca
En uno de los escarpes calizos que dominan el curso del arroyo de Entrepeñes (en Cangas de Onís) Cesáreo Cardín descubrió una cueva. Corría el año 1916. En aquella galería (de unos 100 metros de profundidad) se encontraron varios “tesoros”: para empezar, un precioso colgante con forma de ave que había sido tallado sobre un diente de oso. Además, a unos 70 metros de la entrada, también se hallaron un buen número de representaciones gráfica: símbolos y animales.
Lo que predomina en el Buxu y la hace francamente interesante son los grabados, abundantes y de extraordinaria calidad. Probablemente, este buen número de representaciones grabadas las propició el carácter arcilloso de las paredes de esta cueva, que resultó un lienzo perfecto para el desarrollo de esa técnica artística.
Pero una de las cosas más interesantes de la cueva del Buxu es que, al ser muy pequeña, permite a quienes la visitan acercarse mucho a los dibujos y disfrutar de una técnica muy acotada en otras cuevas visitables. Una experiencia privilegiada.
La Cueva del Buxu se puede visitar abonando una tarifa que ronda los 3-4 euros y reservando previamente en el teléfono 608175467 de miércoles a domingo de 15 a 17 horas. Los lunes y los martes está cerrada. Eso sí, por lo escarpado de su interior y por su ubicación, la visita está desaconsejada para personas con poca visión o con problemas de movilidad.
Panel principal de Tito Bustillo. | Miguel de Guzmán, Consejería de Cultura del Principado de Asturias
Caballo y reno del panel principal de Tito Bustillo. | Miguel de Guzmán, Consejería de Cultura del Principado de Asturias
Tito Bustillo o Pozu´l Ramu: la explosión del color
Ubicada en el macizo de Ardines, en la desembocadura del río Sella, la Cueva de Tito Bustillo impresiona: tiene una planta de unos 700 m de longitud, articulada en una única galería en la que se abren diversas salas anexas.
La que era la entrada original de la cueva está cegada: un derrumbe posterior a la ocupación paleolítica selló aquella enorme entrada, dejando la enorme cavidad en silencio y soledad absoluta durante siglos. La entrada actual (ubicada en el extremo opuesto del macizo) se excavó en 1970 para facilitar el paso a las visitas turísticas y consiste en un túnel artificial que penetra en la cueva por lo que –en tiempos prehistóricos- era el final de la oquedad.
Esta increíble cavidad (y todo lo increíble que contiene) se descubrió en el año 1968: un grupo de jóvenes espeleólogos descendió hasta ella por un agujero del techo, hallando enseguida las pinturas de su panel más importante. Y aunque el nombre original del lugar sea el de Pozu´l Ramu, desde hace décadas se la conoce como la cueva de Tito Bustillo, un nombre otorgado en honor de uno de sus jóvenes descubridores, fallecido en accidente de montaña muy poco tiempo después del descubrimiento.
Para ser descriptivos, podría decirse que la cueva de Tito Bustillo es casi una catedral: a lo largo de toda ella se conservan muchísimas evidencias artísticas, distribuidas en varias zonas como el Camarín de las Vulvas, el Panel de la Mano o la Galería de los Antropomorfos.
Pero de todas sus zonas decoradas, la única visitable es el Panel Principal: un increíble conjunto que presenta una compleja secuencia de grabados y pinturas. Más allá de los signos en rojo y negro, de tipología variada, lo más representativo del conjunto son grandes figuras de caballos y renos pintados con distintos tonos de color rojo, negro y violeta, combinados con grabados y raspados del contorno.
El Panel Principal es uno de los conjuntos cantábricos con mayor complejidad y variedad de recursos técnicos, así como uno de los pocos paneles polícromos visitables del arte rupestre europeo.
La cueva de Tito Bustillo fue incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 2008, formando parte de la declaración Cueva de Altamira y Arte Rupestre Paleolítico de la Región Cantábrica. Una auténtica joya que está abierta al público del 1 de marzo al 31 de octubre (permanece cerrada 4 meses al año por su conservación). Cierra los lunes y martes y es imprescindible comprar anticipadamente la entrada a través de la web www.centrotitobustillo.com Por la oscuridad imperante de su interior, su largura y el camino estrecho que la recorre, la visita está desaconsejada para personas con problemas de visión o movilidad reducida.
Vista general de la sala final de La Cuevona | Jaime Santullano. Consejería de Cultura del Principado de Asturias.
La Cuevona: la belleza de las entrañas de la Tierra
Al igual que Tito Bustillo, la “Cuevona” forma parte de las cavidades del macizo de Ardines (en Ribadesella). Se sitúa en un nivel superior al de Tito Bustillo y no existe comunicación entre ambas.
Las primeras noticias publicadas sobre La Cuevona datan de 1869, siendo frecuentemente citada por viajeros, geólogos y naturalistas, debido a su singularidad, belleza y espectacularidad.
La entrada se encuentra a media ladera del macizo, orientada al noreste. Para que el público pueda acceder cómodamente, se acondicionó una escalera de 300 peldaños. La cueva está formada por una corta galería, de apenas 60 metros de longitud ,que conduce a una sala de planta ligeramente circular, con más de 50 metros de altura máxima y un centenar de metros de diámetro. Lo más espectacular del espacio, lo que la hace una cueva increíble, es que en su techo se abre un hueco que comunica con el exterior y proporciona luz natural a este enorme espacio interior.
Digna de conocer.
Abre desde febrero a diciembre, cierra los lunes y los martes y no es necesario reservar previamente para conocerla por dentro. Eso sí, hay que tener en cuenta que para acceder a ella hay que subir 300 peldaños: un esfuerzo que –sin duda- merece la pena cuando se encuentra lo que hay tras ellos.
Vista general del vestíbulo del Pindal. | Jaime Santullano, Consejería de Cultura del Principado de Asturias
Mamut en El Pindal. | Sergio Ríos, Consejería de Cultura del Principado de Asturias
La cueva del Pindal: un entorno mágico y privilegiado
Está situada en el Cabo de San Emeterio, en un privilegiado enclave natural que forma parte de la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos: el Paisaje Protegido de la Costa Oriental. En los alrededores, se encuentran la ermita de San Emeterio, el faro del mismo nombre y, un poco más alejadas, las ruinas del monasterio medieval de Santa María de Tina, una serie de lugares con fuerte carga telúrica.
Aunque la cavidad ya se conocía, el descubrimiento de su arte rupestre se dio en 1908 debido al profesor cántabro Hermilio Alcalde del Río.
El contenido artístico de la cueva del Pindal se reparte en cinco zonas. Podemos encontrar una serie de representaciones pintadas en color rojo: seis figuras animales (tres bisontes, una cabeza de caballo, una cierva y una representación de mamut) y diversos motivos de carácter abstracto, agrupados en conjuntos ordenados o individualmente repartidos por la pared. A todo ello hay que añadir un amplio número de representaciones grabadas (nueve bisontes y cuatro caballos).
Cerca del panel principal, caminando hacia el oeste, se encuentra el panel del pez, constituido por una figura grabada de este tipo, un gran bisonte acéfalo también grabado y algunas marcas digitales de color rojo. Siguiendo hacia el oeste, se conserva una de las figuras más conocidas de la cueva, la representación del mamut clásico, pintada en rojo y acompañada por un par de haces de líneas paralelas del mismo color, de los cuales sólo uno de ellos se observa con claridad.
Una cavidad única, Patrimonio de la Humanidad, orientada hacia un paisaje marítimo precioso y con una energía sumamente especial que se siente nada más se pisa. Imprescindible.
La Cueva del Pindal está abierta todo el año y sólo cierra los lunes y los martes. Para conocer sus adentros es necesario reservar previamente la cita en el teléfono 6081175284 llamando de 15.30 a 17 horas. El precio para entrar es de tarifa reducida (sobre 3-4 euros) y hay que abonarlo en metálico.
Detalle del panel de los grabados, La Loja. | Consejería de Cultura del Principado de Asturias
La Loja: la narrativa apoyada en una técnica singular.
Ubicada en la localidad de El Mazo, en Peñamellera Baja, esta cueva es una galería alargada de unos 100 metros de longitud cuya entrada se encuentra en la orilla derecha del río Deva -Cares.
Igual que El Pindal, fue descubierta por el profesor Hermilio Alcalde del Río, acompañado de Henri Breuil y Louis Mengaud, en 1908.
El Panel Principal de esta cueva se encuentra a sólo cincuenta metros de la entrada. Actualmente, está ubicado unos cuatro metros por encima del suelo, en un emplazamiento de difícil acceso. En él se puede contemplar un atractivo conjunto de pinturas que representan seis uros.
La técnica empleada en la Loja es absolutamente singular: las figuras están grabadas sobre una capa negra de manganeso extendida sobre la pared, de manera que el contraste entre el color basal de la roca y el negro del manganeso provoca un llamativo efecto visual sobre la pared de la cueva. Las representaciones desprenden cierto carácter narrativo, y se puede apreciar un notable detallismo en algunos rasgos anatómicos de las figuras, especialmente en el caso de las cornamentas y las pezuñas de algunas de las figuras.
Para conocer esa maravilla que es la Loja hay que reservar la visita para semana santa o verano, de martes a domingo. La reserva se debe hacer a través de la página web www.aytopbpanes.es