Conociendo al asturcón

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El asturcón es un símbolo de Asturias

Lo es por varias razones: es una raza autóctona, un caballo noble y fuerte y la suya es una historia de resistencia. Estuvo a punto de desaparecer hace medio siglo, pero el impulso de asociaciones creadas para su conservación, vecinos y ganaderos obró el milagro. 

Actualmente, existen en Asturias 2.718 ejemplares. En toda España, según los datos del Ministerio de Agricultura, se contabilizan 3.035.  

Asturcones en el monte Cayón, en Piloña. | Gloria Pomarada

Un caballo con más de dos mil años de historia

Las primeras menciones al asturcón se remontan al año 80 a. C., y desde entonces este pequeño caballo ha despertado la admiración de todas las culturas que lo conocieron, desde la celta hasta el Imperio Romano.  

Para los pueblos celtas era un animal sagrado, símbolo de fortaleza y bravura. Las leyendas cuentan que, en noches de luna llena, realizaban sacrificios rituales para apropiarse de esas cualidades que atribuían al asturcón.

El asturcón ha sido apreciado desde la antigüedad, desde los celtas al Imperio Romano. | Gloria Pomarada

Incluso el poderoso Imperio Romano sucumbió al encanto de los asturcones. Los invasores acabaron convirtiéndolos en caballos de referencia, trasladando ejemplares hasta la propia Roma.

El investigador Joaquín Pascual Barea (Universidad de Cádiz) recuerda que Plinio el Viejo fue uno de los primeros en mencionarlos: describió una raza de pequeños caballos del noroeste peninsular, célebres por su paso amblador, especialmente suave y estable.

Asturcones en Cayón. | Gloria Pomarada

Los romanos conocieron estos animales ya en el siglo I a. C y su comodidad y estabilidad elevaron su reputación en Roma. Aparecen en textos como la ‘Rhetorica ad Herennium’, en la que se menciona que tener un asturcón ante la puerta era un símbolo de estatus para quien desease aparentar riqueza.

Además de cómo transporte, en el Imperio Romano se emplearon para tareas agrícolas e incluso para el trabajo en las minas por su fortaleza y capacidad de supervivencia en condiciones adversas. 

Los asturcones son nobles, a pa lar que resistentes y bravos. | Gloria Pomarada

Fuerza, agilidad y nobleza

El asturcón es un caballo compacto y musculoso, de proporciones equilibradas. Presenta capas negra, castaña o alazana, sin manchas salvo una pequeña estrella, y luce crines largas y abundantes.

Los asturcones presentan capas negras, castañas o alazanas. | Gloria Pomarada

Su altura media de 1,40 metros y su docilidad lo convierten en un caballo ideal para iniciarse en la equitación, tanto para adultos como para niños.

Ya desde el siglo XVI existen referencias a su presencia en Irlanda, y en el siglo XIX tiraban de pequeños carruajes por las calles de París, lo que demuestra su versatilidad y fama más allá de la península.

Por su fácil manejo, son idóneos para iniciar a los niños en la equitación. | Gloria Pomarada

Piloña, tierra de asturcones

Uno de los concejos en los que hoy está más presente es Piloña. Su slogan turístico es de hecho ‘Tierra de asturcones’, pero más allá del marketing el asturcón es una parte indisociable de montes como el Sueve o Cayón.  

Una niña y un asturcón en Cayón. | Gloria Pomarada

Es un animal presente en el territorio, no solo en el plano simbólico. Y para transmitir esa realidad a los nuevos vecinos, el pasado fin de semana la asociación El Prial, dentro del programa ‘Volver al Pueblo’, celebró una jornada para ‘conocerse’. 

Su meta es difundir y hacer partícipes a quienes se han mudado a los pueblos de la cultura y los saberes locales a través de una serie de actividades que llevan el nombre de ‘Faciendo pueblu’. 

Los nuevos vecinos pudieron conocer de cerca a los asturcones. | Gloria Pomarada

Un vínculo que se renueva

Guiados por Armando Gutiérrez, ganadero y uno de los encargados de su cuidado en el monte Cayón, además de concejal de Ganadería en Piloña, una treintena de nuevos pobladores se acercaron por primera vez a esta raza autóctona.  

Armando Gutiérrez durante la jornada de El Prial. | Gloria Pomarada

Además de su historia milenaria, aprendieron algo esencial: los asturcones siguen siendo actores clave en el mantenimiento y la limpieza de los montes, pues contribuyen a la prevención de incendios y al equilibrio del ecosistema.

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