Desde este verano un mapa divide la región en cinco zonas y fija las temperaturas de aviso. Con una media de 26,4 grados, en el Principado está el umbral de alerta más bajo de todo el país, con hasta 15 grados de diferencia respecto al sur
Tiempo de lectura: 6 minutos¿Por qué en Asturias un día de 28 grados podemos estar tan ‘achicharrados’ como en Sevilla a 40? La clave está en los "factores locales", los cuales "condicionan la temperatura de confort, las temperaturas umbrales a considerar y la asociación temperatura-mortalidad". La explicación la proporciona el ‘Plan de Calor’ del Ministerio de Sanidad, que precisa más: el efecto de los extremos térmicos no depende de valores absolutos, "sino de que nos encontremos, o no, dentro del intervalo de normalidad de las temperaturas en un cierto lugar". Y en Asturias, ese intervalo de normalidad dista y mucho del resto de España, especialmente de la mitad sur.
Asturias es de hecho la región española donde los avisos por calor se activan a una temperatura más baja, con una diferencia de hasta 15 grados respecto a Córdoba, a la cabeza de la tabla nacional. ¿Cuánto es entonces mucho calor para Asturias? La cifra la sitúa el propio Ministerio en 26,4 grados, si bien existen diferencias dentro del propio territorio asturiano.
Un termómetro marca 38 grados un día de verano en Benia de Onís. | Xuan Cueto
Este verano, por primera vez, Sanidad aplica una división territorial en 182 zonas de meteosalud, una herramienta que busca una mayor precisión a la hora de activar los avisos por temperaturas extremas. En Asturias, son cinco las zonas contempladas en el mapa del calor del denominado Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos de los Excesos de Temperaturas Sobre la Salud: litoral occidental, litoral oriental, suroccidente, centro y Valles Mineros, y cordillera y Picos de Europa. Y en cada una de ellas, la temperatura máxima también varía: a la cabeza se sitúa la zona centro y Valles Mineros, con 28,5 grados. Siguen el suroccidente con 28,2 y cordillera y Picos de Europa, con 26. Los umbrales más bajos, con casi cinco grados de diferencia, están en la costa: 23,9 grados tanto en el litoral oriental como en el occidental.
Las cifras, comparadas con los 41,4 grados de Córdoba o los 40,5 de Sevilla, evidencian por qué a Asturias no deja de aplicarse en los últimos veranos la etiqueta de ‘refugio climático’. Alaban los turistas durante sus visitas bondades del estío asturiano como el lujo de "dormir tapados" y se muestran maravillados cuando en un día de agosto tienen que tirar de paraguas y chaqueta. Hasta aquí el retrato del paraíso, porque si bien en Asturias todavía refresca, el calor cada vez es más prolongado e intenso.
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— Gabriel G. Valcárcel (@GabriValcarcel) July 5, 2024
La imagen de la excepción asturiana en el arranque de este verano, correspondiente al viernes 5 de julio.
Tanto la pasada temporada estival como la anterior los termómetros superaron los 40 grados en concejos del interior y el futuro, en base a los estudios científicos, depara más jornadas en la misma línea, con "un aumento en la frecuencia y la intensidad de los episodios de calor intenso". Las proyecciones del sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) indican que a lo largo del siglo XXI, en Europa, "las temperaturas continuarán aumentando a un ritmo superior al global", "los eventos extremos cálidos aumentarán su frecuencia, al contrario que los eventos extremos fríos" y "el nivel del mar continuará creciendo a un ritmo similar al global". En el caso específico de la península la previsión incluye el "incremento de la aridez y de incendios forestales", el "aumento de las temperaturas extremas, disminución de precipitación y disminución de la cobertura de nieve".
El pasado verano fue el más caluroso registrado hasta la fecha en todo el mundo. En España, los avisos por olas de calor se extendieron a más de la mitad del mes de agosto y 2023 se saldó con un total de 3.009 muertes atribuibles al calor. La cifra, proporcionada por el Ministerio de Sanidad, es la segunda más alta jamás alcanzada, solo por detrás de las 4.789 defunciones de 2022. Este verano, las estimaciones del Instituto de Salud Carlos III sitúan en 1.407 las defunciones atribuibles al calor en julio y lo que va de agosto. Concretamente, el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto cifra en 765 las muertes del mes de julio y en 642 las de este agosto.
Ante la constatación de que el calor tiene repercusiones en la salud y puede incluso matar, desde hace veinte años el Ministerio de Sanidad activa, de junio a septiembre, el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos de los Excesos de Temperaturas Sobre la Salud. El detonante de la puesta en marcha de ese protocolo fue lo acontecido en el verano de 2003, cuando "se produjeron temperaturas muy elevadas en toda Europa que provocaron un importante aumento de la morbilidad", según explica el propio plan ministerial.
En base a ese plan, cada verano se repiten campañas sobre cómo protegerse y cuidar a los colectivos de mayor riesgo, principalmente mayores, niños y personas con patologías crónicas. No obstante, también factores sociales como "la marginación, el aislamiento, la dependencia, la discapacidad o las condiciones de habitabilidad de las personas con menos recursos" incrementan el riesgo.
Si bien esos episodios de calor infernal parecen lejanos en Asturias, más aun en un arranque de verano eclipsado por el orbayu y las nubes, el calor es a la luz del conocimiento científico un escenario seguro. Y ante él surgen un horizonte de adaptación y un término a interiorizar: la llamada cultura del calor. En las zonas de España donde habitualmente se registran temperaturas más altas ya existe esa cultura del calor, es decir, una "población concienciada sobre los efectos de este, que sigue consejos y hábitos que facilitan preservar la salud en épocas calurosas". Al salir con 'chaquetina' se suman abanico y botella de agua, por lo que pueda pasar.
¡ Qué bien escribes!🤩