Por primera vez en la centenaria historia de la población llanisca, el barrio de Arriba renunció a presentar el tapiz floral. Detrás de la pérdida está el descenso de población y un interés decreciente entre los jóvenes
Tiempo de lectura: 3 minutosComo cada 24 de junio, la localidad llanisca de Cue celebró la fiesta de La Sacramental, declarada de Interés Turístico Regional. Por razones festivas con matices viscerales, el pueblo se divide en dos barrios: El de Arriba y el de Abajo, y cada uno de ellos alfombra con flores la zona de influencia de su barriada. Pero este año, por primera vez en la centenaria historia de la población, el barrio de Arriba renunció a presentar el tapiz floral que le correspondía. Una lástima porque son gentes con esmero, tesón e imaginativos. Parece ser que cada vez hay menos población en el barrio y disminuye el interés entre la juventud.
El párroco Florentino Hoyos presidió la eucaristía. | Fotos: Guillermo Fernández
En cambio, los del barrio de Abajo siguieron fieles a la tradición y presentaron una alfombra floral de 80 metros de larga, que estaba formada por cuatro grupos de figuras geométricas, hasta un altar presidido por la imagen del Corazón de Jesús. Dicho altar estaba rodeado por catorce centros florales muy tupidos. Y en la parte central del ara destacaban tres ramos de rosas de diferentes tonalidades. Para trabajar el conjunto, los lugareños utilizaron serrín, pétalos de hortensia y césped reciclado del campo de golf de muy variados tonos. Primero, con la aprobación de todo el vecindario, perfilaron en el suelo los dibujos para ir rellenando los espacios con elemento vegetal. En dicha labor participaron desde niños de tres años hasta ancianos de 85 tacos, quienes estuvieron «pelando hortensias desde el 18 de junio».
La fiesta comenzó con una misa en la iglesia parroquial de San Román, cantada por el coro parroquial de Llanes. Al término de la eucaristía, presidida por el párroco Florentino Hoyos, se formó una procesión que transitó por todo el pueblo. Abrían camino tres mozos con dos ciriales y una cruz, y los dos estandartes parroquiales. Seguía el alcalde, Alonso Galguera, aportando luz en el traslado del farol local. El joven Néstor Díaz esparcía aromas orientales desde un incensario y la Custodia se presentaba al pueblo en manos del párroco y bajo la tela de un palio. Un elevado número de devotos cerraba el cortejo.
Juntos y en buena armonía se presentó la comitiva ante el altar del barrio de Abajo, donde el sacerdote entonó los rezos de rigor e irradió una dosis más elevada de incienso. Justo en ese momento, Aurelio Padrón González, responsable de la empresa pirotécnica Xaraiva, con sede en la localidad orensana de Verín, dio suelta a 140 docenas de voladores con cargas de tres intensidades diferentes y un final apteósico de 50 docenas de mucha carga y disparadas de un solo golpe. Un minuto de frenesí para los vecinos que a tal fin destinan sus dineros y lo hacen con gusto. Ya en la jornada de víspera, en la denominada Fuente de Abajo, Xaraiva había disparado otras cien docenas de voladores.