La Concepción se impone a la lluvia en Piñeres de Pría

Una tregua del tiempo permitió celebrar la procesión, formada por un clásico ramo de invierno y medio centenar de niñas y mozas vestidas de aldeana llanisca tañendo sus panderetas

Tiempo de lectura: 3 minutos
Salida de ramo a la vera de la fuente de Jogozalo, inaugurada en 1924, hace un siglo. | Guillermo Fernández

La climatología durante el llamado puente de la Constitución o de la Inmaculada, no fue indulgente con los vecinos de la localidad llanisca de Piñeres de Pría que este domingo homenajearon a su querida Concepción. A lo largo de la jornada recibieron la visita de la lluvia, el viento, el granizo y, ya de noche, no faltaron los destellos del relámpago y el bramar del trueno. Ahora bien, un momento de tregua matinal permitió que los más importantes actos religiosos y folclóricos pudieran llegar a buen puerto. Entusiasmo que no falte.

A mediodía, eran pocas las personas concentradas en el lugar de Jogozalo a la espera de la llegada del ramo. Desde Porrúa habían acudido Orlando y Vanesa con sus hijo e hija vestidos de porruano y llanisca, respectivamente. También estaba Montse Inguanzo, vigilante con la chavalería de su clan: Dario, Leire y Adrián. Y, por supuesto, la banda de gaitas L’Alloru, de Balmori, dirigida por Julián Herrero. Tras una tensa espera, allá a lo lejos, apareció el ramo que venía cubierto por una capa de plástico fino y trasladado por José Argolibiu, Daniel Díaz, Juan Ampudia y Pablo García Huerta, este último del entrañable clan local de los Huerta.

Definitivamente, había dejado de llover y los presentes decidieron retirar la película plástica que cubría el ramo. Apareció entonces la más bella pirámide floral que a lo largo del año puede contemplarse en las fiestas de la comarca. Se trataba del clásico ramo de invierno, el que aprovecha los frutos del momento y las flores y plantas típicas de la estación. Un frenesí floral. Nostalgia angelical.

Así las cosas, se formó una comitiva folclórica con rumbo hacia la capilla del Ángel, ermita en la que permanece la imagen de la Inmaculada Concepción a lo largo del año. Por delante marchaba la banda de gaitas L’Alloru y un ramo de rosquillas dulces en cuyo traslado se fueron turnando seis alevines: Ramón Blanco, Miguel Tamés, Nico Ceas, Pedro Arduengo, Adrián Inguanzo y Ángel Rodríguez. Seguía el ya mencionado ramo de invierno y medio centenar de niñas y mozas vestidas de aldeana llanisca y tañendo sus panderetas durante el trayecto hacia el templo. Acarreando los paraguas y bufandas de todos/as, cerraban el cortejo familiares, amigos y devotos de la Inmaculada.

Tras la misa y la procesión, bajo la saludable protección de una carpa, asistidos a la gaita y el tambor, respectivamente, por los hermanos Julián y Conchita Herrero, los lugareños bailaron el Xiringüelín, las jotas de Leitariegos y Un Punto, el Quirosanu y el Xiringüelu de Naves.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio