La familia Manzano, de Casa Marcial, pregoneros de las fiestas del Bollu 2025

Símbolo de arraigo, tradición y vecindad; su elección homenajea a todas las familias que hacen del Bollu una fiesta de reencuentros y emoción compartida

Tiempo de lectura: 4 minutos
Esther, Sandra, Nacho, Chus, Marcial y Olga, la familia Manzano al completo. | Xuan Cueto

Que la del Bollu es una fiesta familiar, en la que se rinde culto al santo de los reencuentros, no es ninguna novedad. Que su esencia pasa por compartir gastronomía, sidra, bailes, recuerdos… tampoco supone ninguna exclusiva.

Las fiestas del Bollu y de la Peruyal son, desde hace generaciones, un refugio de emoción y alegría vecinal. Una celebración que se transmite de padres a hijos como un legado sagrado. Un fin de semana en el que la xuntanza familiar, los abrazos sinceros y la tradición no son sólo parte del programa, sino su alma misma.

Por todo ello, como homenaje a ese sentimiento familiar que define estas fiestas, esta 76 edición contará con unos pregoneros muy especiales: la familia Manzano, de La Salgar. Su elección no es casual: simboliza el vínculo con lo local, con lo emotivo, con lo vecinal. Ellos serán los encargados de poner voz a la inauguración oficial de las fiestas, encarnando esa esencia de familiaridad y vecindad, de arraigo y pertenencia que las fiestas del Bollu y de la Peruyal llevan consigo desde siempre.

«La labor que han desarrollado en Casa Marcial durante años les ha llevado a tocar las estrellas, pero nunca han dejado atrás la esencia de sus inicios»

Para la Sociedad La Peruyal, escoger a la familia Manzano como pregoneros es «un símbolo»: un homenaje a todas esas familias que, generación tras generación, han mantenido vivo el espíritu del Bollu, el de una fiesta que no busca grandes espectáculos sino la fuerza de los reencuentros.

«Se trata de una familia que ha trabajado siempre en un pequeño chigre, ubicado en un rincón rural del concejo de Parres. La labor que han desarrollado en Casa Marcial durante años les ha llevado a tocar las estrellas, pero nunca han dejado atrás la esencia de sus inicios: la gastronomía local, la potencia de lo cercano y la fuerza de la familia. Pensamos que encarnan a la perfección la emoción que arranca esta fiesta y son un símbolo de todo ese valor condensado que se da en el Bollu: una festividad que se rige por celebrar lo local, lo cercano, tradicional y sencillo. Esas son las características que han hecho grande a esta fiesta, y son las mismas que han llevado a Casa Marcial, desde La Salgar, a lo más alto de la gastronomía mundial», explican desde La Peruyal.

La familia Manzano en Casa Marcial, en La Salgar. | Xuan Cueto

Aunque las tres estrellas Michelin que hoy lucen en Casa Marcial son un logro indiscutible, desde la Sociedad La Peruyal insisten en que no fueron los galardones internacionales lo que motivó su elección, sino porqués más sencillos y cercanos al corazón de esta fiesta, planteados mucho antes de que a Nacho Manzano le otorgasen la tercera estrella: «Ellos encarnan a la perfección esa filosofía que define el Bollu: que lo que se cultiva cerca, lo que se cocina con cariño, llega muy, muy lejos», afirman.

Cuando en 2001 parte de la familia se bajó a vivir a Arriondas, escogieron precisamente el barrio de La Peruyal para instalarse. Y desde entonces, cada año, acuden temprano a esa casa para escuchar en familia la alborada de gaita, tambor y voladores

Por su parte, todos los miembros de la familia Manzano se muestran encantados y muy emocionados con este reconocimiento. Con una sonrisa, cuentan que en La Salgar, desde siempre, el día del Bollu se vivía de manera intensa y nerviosa. Que «toda la vida» han participado y celebrado las fiestas, sin perdérselas un solo año. Que cuando en 2001 parte de la familia se bajó a vivir a Arriondas, escogieron precisamente el barrio de La Peruyal para instalarse. Y que desde entonces, cada año, acuden temprano a esa casa para escuchar en familia la alborada de gaita, tambor y voladores que recorre las calles el domingo del Bollu, anunciando que llegó el gran día.

Este año, cuando suban al balcón para dar el pregón, no lo harán solo como una familia de cocineros con estrellas Michelin que ha llevado el nombre de Parres alrededor del mundo; lo harán representando ese espíritu que se transmite entre todas las familias de Parres y que mantiene bien viva la esencia del Bollu. Lo harán llevando por bandera esa emoción que se repite cada último domingo de julio, desde hace ya 76 años. Lo harán, en definitiva, como una familia más, de las que consideran el Bollu una fiesta sacra y saben que lo que se venera en ella es la vecindad y el reencuentro.

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