«Los libros son el mapa de una realidad compleja»

Adrián O. Lozano | Coordinador de Ruralidades Diversas

Tiempo de lectura: 9 minutos

Este otoño Ruralidades Diversas está de gira por España. Detrás de este proyecto que busca crear espacios seguros de encuentro, expresión y comunicación para mujeres y personas del colectivo LGTBIQ+ en el ámbito rural a través de la lectura y la escritura está Adrián O. Lozano (Mérida, 1994). Fotoperiodista de formación, especializado en literatura, se define como una persona «inquieta» y el adjetivo se queda corto: es emprendedor, publica poesía, coordina talleres y clubes de lectura…

Vive en La Infiesta (Piloña) y en ese concejo se celebran parte de las sesiones del taller, la próxima este mismo sábado 8 de noviembre en La Benéfica.

—¿Qué es y por qué nace Ruralidades Diversas?

—Ruralidades Diversas es principalmente un taller de literatura, un espacio donde hago divulgación de autoras y autores pertenecientes al colectivo LGTB que están escribiendo desde el rural. Son casi todos y todas autores contemporáneos, muchos de los libros son novedades editoriales porque me interesaba eso, asistir a qué se está escribiendo, quiénes están escribiendo sobre el rural.

Creo que de alguna forma es un interés que se suscita de mi experiencia personal y vital en un entorno rural, concretamente cuando llego a la comarca de Sierra de Gata, a la provincia de Cáceres, la comunidad autónoma con menos renta per cápita, un lugar donde la población rural es casi la mitad. Me interesaba ver eso, quiénes estaban reflexionando y experiencias que tienen que ver con el colectivo, como las infancias LGTB, ser el maricón del pueblo, nacer como el niño mariquita, qué implicaciones tiene eso.

Viene un poco despertada esta parte por una pregunta que nos lanza María Sánchez en ‘Tierra de Mujeres’. Ella se pregunta en un capítulo quién nos cuenta y qué dice de nosotras, quiénes están contando sobre nuestro medio rural, desde qué lugar se escribe. Tenemos la metronormatividad, definir la realidad en base a o desde la ciudad, entendiendo que lo que queda fuera de la ciudad es lo que está al margen. Y eso lo vemos simple y llanamente en la frase que siempre se ha dicho de que para prosperar hay que marcharse del pueblo, de una ciudad de provincia incluso. Parece que esa idea todavía está muy instaurada y eso al final genera un relato. 

Adrián O. Lozano en uno de los talleres en la Biblioteca de Acebo (Cáceres). | Emilio Salas Ramos

—¿Qué imágenes o relatos de lo rural es necesario cambiar o cuestionarse? 

—Creo que simplemente pensar en lo rural como algo complejo. Nunca pensamos en las ciudades de una sola forma, entendemos que hay una diversidad en cuanto a los barrios, que hay una diversidad de personas. En los pueblos, a lo que estamos asistiendo es que realmente también hay de todo. Hay personas que se han criado allí, hay personas que emigraron y han vuelto, hay personas que han llegado, que han elegido estar, otras que quizás llegan de una forma muy aleatoria o muy remota… Creo que hay una diversidad en cuanto a realidades, personalidades, orígenes y procedencias.

Al final es lo que tiene el prejuicio, ¿no? Un prejuicio es algo que nos permite simplificar una realidad. Lo que hacemos todo el rato es simplificar. Por ejemplo, se ha pensado mucho que las vivencias LGTB no pueden prosperar en los entornos rurales. Y creo que con figuras tan visibles ahora mismo como Rodrigo Cuevas, pues quizás estamos asistiendo a que ese relato también va cambiando. No por nada mágico ni genuino de una sola persona, sino porque hay una crisis. Puedo hablar por mi generación, nacido en el año 94, compañeras y compañeros que hemos estudiado, que hemos buscado, hemos hecho el periplo que había que hacer: salir a Madrid, salir a Barcelona… Y al final te das cuenta de que no hay muchas oportunidades y volver a ciudades más pequeñas, a ciudades de provincia, al pueblo, a la aldea, de repente se convierte en una oportunidad. 

Yo aquí me he encontrado más cercanía a la hora de encontrar espacios para hacer talleres,  para proponer mis proyectos. Las entidades están más a mano. Te conocen, puedes conocerlas. Si no conoces, puedes presentarte. También es importante saber a dónde llegamos y qué es necesario, al margen de nuestro deseo personal. 

Y, bueno, creo que hay algo también de la mirada, de cómo hay una mirada que quizás se siente más juiciosa. Cuando sobre todo tu identidad o tu orientación se expone y difiere de la norma,pues claramente puede ser que en un entorno más pequeño esa mirada se sienta un poco más asfixiante. Pero, bueno, la contraparte de eso quizás tiene que ver también con la mirada del cuidado. Me gustaría investigar más esa dicotomía entre vigilancia y cuidados.

Lecturas propuestas en los talleres. | Emilio Salas Ramos

—¿Qué papel juegan la lectura y la escritura como herramientas de reflexión?

El papel clave es la identificación. El poder acceder a una experiencia, a una historia,  que le ponga palabras a cosas que nos han podido pasar, que hemos podido pensar, sentir o sufrir. Incluso que nos puedan ofrecer otros puntos de vista, cosas que a lo mejor por nosotras mismas no llegaríamos. Hay gente que se dedica a la investigación, que se documenta en los datos,  en los testimonios, en lo personal, en lo vital, para construir libros que son valiosos por eso, porque son un mapa de una realidad compleja, que por nosotros y por nosotras mismas nos sería más difícil atravesar o dilucidar con claridad. 

— ¿Qué autoras y géneros tratáis en el taller?

Es una biblioteca ambulante, que se va transformando y que va creciendo. Es lo que tiene la investigación, se va buceando y llegando cada vez a más títulos. Por suerte son bastantes autoras y autores los que están escribiendo desde la ruralidad. Y son de todos los géneros. A mí me ha interesado el ensayo para poder ponerle nombre a las reflexiones, pero también a través de la poesía, por ejemplo, encontrar esa parte más emocional, más emotiva. O desde la narrativa buscar esas historias donde nos podamos sentir reflejados. Hay todos los géneros, incluso el teatro.

Es una biblioteca en la que sí he puesto el foco en que sean todos libros del territorio nacional. Es un proyecto que logro implementar gracias a una ayuda del Ministerio de Cultura, del plan de fomento de la lectura y la escritura, y lo que pide es que se haga divulgación de las letras españolas.

La biblioteca «ambulante» de Ruralidades Diversas suma más de veinte obras. | Emilio Salas Ramos

—¿Algún título o autor que recomiendes para empezar?

Claramente María Sánchez. Ella es veterinaria de campo, es cordobesa y escribió ‘Tierra de Mujeres’ relativamente joven. Es una mirada íntima y familiar al mundo rural. Tuvo varios premios, entre ellos el premio nacional del INJUVE al mejor ensayo. Me gusta mucho su poesía también, ha publicado ‘Cuaderno de Campo’ y ‘Fuego la sed’,  una denuncia sobre el cambio climático, sobre cómo está afectando a un nivel cotidiano.

Y del colectivo me viene un compatriota extremeño, Millanes Rivas. Ha publicado recientemente ‘Paisaje Nacional’. Publicó antes ‘Tan jóvenes y la pena’. Él es eminentemente narrador, pero sí que hace también mucha labor de documentación. En ‘Paisaje Nacional’ la trama gira en torno a un pueblo, los antiguos pueblos que se implementaron durante el franquismo, los pueblos de colonización. 

Y un autor que me ha divertido mucho, que es zamorano, es Jonathan Arribas, que ha publicado una novelita muy tierna [‘Vallesordo’], con la voz de un niño mariquita, que crece en Vallesordo, un pueblo inventado que podría ser cualquier pueblo. Y poetas, por ejemplo, Olga Novo, de Galicia. Creo que serían algunos nombres clave.

Taller en la Biblioteca de L’Infiestu (Piloña). | Adrián O. Lozano

— ¿Cómo está siendo la experiencia de involucrar a personas que quizás nunca han asistido a un taller literario o que consideran que no pueden escribir? 

Me ha pasado mucho. No tanto en este proyecto, sino desde que coordino espacios de escritura creativa y talleres de literatura. Es como salirnos de ese canon, que está muy marcado por una visión más tradicional de un relato más canónico, más masculino,en el que parece que hay una sola forma de escribir y que tiene que ver con un determinado uso de la lengua, con algo más barroco, rococó, cargado de elocuencias y de verdades, cuando no. A mí lo que me gusta en los talleres es trabajar el diario, la carta. Incluso hay una dinámica que hago con post-its, escribir en un post-it, sintetizar una idea. Todo el mundo tiene potencial y algo muy genuino que decir.  Y en el momento en el que nos damos el lugar, la herramienta y el papel en blanco, surgen cosas súperpotentes. 

Este no es un taller al uso, creo que es un espacio para generar pensamiento crítico. Un espacio de encuentro, primeramente, donde reflexionar y preguntarnos a nosotras mismas. Un espacio de autoconocimiento, de reconocimiento.

— ¿Has encontrado prejuicios o dificultades para ponerlo en marcha?

— Me doy cuenta de que todavía genera debate. Me llega muy de soslayo, no me llega de frente. Es un espacio que pone el foco y que pretende ser seguro para mujeres y personas pertenecientes al colectivo LGTB, pero que no es un espacio exclusivo. Es inclusivo. Eso precisa de que las personas que participan tengan una sensibilidad, una curiosidad y un respeto hacia los temas que se suscitan. Si la persona no se siente segura, no se va a expresar. Entonces eso genera todavía un debate o suscita reticencia. No creo que haya tampoco un prejuicio, sino un desconocimiento.

Una de las sesiones en la Biblioteca de Acebo (Cáceres). | Emilio Salas Ramos

— ¿Hacia dónde te gustaría que evolucionase Ruralidades Diversas?

— Me tengo que poner las pilas en la búsqueda de financiación para el próximo año. Quizás esta ayuda del Ministerio sea algo de base, pero tampoco quiero anclarlo a una única ayuda  ni a una única perspectiva. Generar esa red, esa sinergia con entidades locales, con asociaciones, con colectivos a los que este proyecto les resulte de interés y lo vean algo necesario, en base a eso se podrá sostener. Sobre todo para que sea algo que podamos ofrecer de forma abierta y gratuita a la población. Me parece que tiene que ser un espacio de encuentro público. Eso implica un trabajo de mi parte como autónomo y como emprendedor. Creo que hay sensibilidad en muchas instituciones y hay que tocar esas puertas y generar estrategias para que pueda tener un mediano o un largo alcance en el territorio.

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