Naves festeja San Antolín

La localidad llanisca celebra al patrón al son de acordes asturianos y mexicanos

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San Antolín en procesión por las calles de Naves. | Guillermo Fernández

En el transcurso de una mañana estival, con un sol que a veces aguijoneaba, la localidad de Naves homenajeó este martes al patrón, San Antolín. Antes de mediodía, el grupo de gaitas Principado y el mariachi Real de Jalisco animaron con sus acordes al vecindario en amenos pasacalles, al tiempo que lanzaban un aviso de lo que vendría a continuación.

Seguidamente lo que estaba a la vuelta de la esquina era la misa, oficiada por el párroco Domingo González. En un templo abarrotado, de amenizar la eucaristía con instrumentos y voces se encargó el mariachi mexicano, del que formaban parte tres violines, dos trompetas, una guitarra, una vihuela y un guitarrón, bajo la batuta del maestro Danilo Espinosa.

Al término de la función religiosa se formó una procesión que transitó por casi todo Naves en recorrido circular. El grupo Principado, integrado por Manolín Vela, al bombo, y los hermanos Vicente y Gregorio Trespalacios, a la gaita y el tambor, respectivamente, abría la marcha. Seguían los tres estandartes que duermen en la sacristía de la iglesia parroquial y tres ramos de rosquillas y pan artesanal.

Tras las pirámides de pan y flores aparecían medio centenar de niñas y mozas vestidas de aldeana llanisca y entonando sus típicos cantares acompañadas por el sonido de un tambor en manos de Paloma García. Las mozas abrían paso a las andas con la imagen de San Antolín, escoltadas por el párroco, don Domingo, y los alcaldes de Llanes y Naves, Enrique Riestra y Ramón Llaca, respectivamente. El mariachi Real de Jalisco y un compacto grupo de devotos cerraban el cortejo.

Al finalizar la procesión la multitud de romeros se trasladó La Bolera donde la parranda continuaba. Ofreció un concierto de corridos y rancheras el mariachi y los simpatizantes de San Antolín propusieron un festival folclórico con la interpretación de los siguientes bailes: El Trelepetré, el Fandango, la Danza del Señor San Pedro, las jotas de Cadavedo y el Cuera y El Pericote.

Había que desplazarse hasta el Castañéu del monasterio de San Antolín para participar en comidas campestres y los estómagos bramaban. Pero antes de viajar era necesario participar en la tradicional danza prima que cierra las actividades matinales.

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