La concentración de mozas y mozos para salir con el ramo hacia la iglesia no pudo realizarse en la plaza de Purón, como es habitual, debido a un argayu
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La localidad llanisca de Purón, a la que se llega por una serpenteante y estrecha carretera conocida como LLN-5, celebró este sábado su fiesta en honor al arcángel San Miguel. Los vecinos habían plantado la víspera una hoguera en la bolera y degustado una parrillada comunitaria dotada en abundancia de costillas, criollos y panceta.
El día grande comenzó con una alborada a cargo del gaitero Dani Ríos y el tamboritero Manolín Vela, asistidos por Juan Daniel Abad, nacido en México en el seno de una familia puroniega y que lleva seis meses radicado en Asturias con el propósito de asentarse laboralmente en la región. Abad cursó estudios de gaita en el Centro Asturiano de México con el profesor Andrés Fernández, natural de Poo de Llanes.
La concentración de mozas y mozos para salir con el ramo hacia la iglesia no pudo realizarse en la plaza de Purón, como es habitual. Tuvieron que dar un gran salto hasta el barrio de Buenavista porque un descomunal argayu, con un año de antigüedad, devoró más de media carretera. Los vecinos valoraban que el Ayuntamiento de Llanes se comprometió a comenzar las obras en los próximos días.
Una vez en la iglesia se formó la procesión que salió encabezada por tres muchachotes en el traslado de una cruz de plata y dos ciriales. Seguía la pareja de gaiteros y un vistoso ramo de pan artesanal en manos de Humberto Pérez, Pedro Piñera, Iván Asenjo y Santiago Zaragoza. Por detrás aparecía el estandarte del arcángel y dos decenas de mozas vestidas de aldeana llanisca, tañendo sus panderetas al contrapunto de un tambor que manejaba Ana Robles. Del traslado de las andas con la imagen de San Miguel se encargaron cuatro vecinos ataviados de porruano.
El párroco, Florentino Hoyos, y un grupo de devotos, la mayor parte llegados del exterior, cerraban el cortejo. Tras la misa, las mozas entonaron las coplas del ofrecimiento del ramo y de regreso a la plaza se celebró una sesión vermú tras la cual se sirvió una paella popular.
Carmina Pérez Álvarez, la que fuera dinámica corresponsal del semanario El Oriente de Asturias, me comentó que en Purón solo viven hoy 23 personas. Recordó cuando fue una localidad pujante, agrícola, ganadera y rebosante de vida, además de muy favorecida por los numerosos indianos residentes en México. Como ejemplo para recordarlo, hay una placa de mármol en la pared de la escuela a la memoria de la lugareña Vicenta Merodio Tamés (1888-1957), que sirve de testimonio para memorizar sus buenas obras en beneficio del pueblo.
Se bailó la Jota del Cuera de forma improvisada y no dejó de brillar el sol sobre Purón y sobre los peñascos que por el sur circundan el voillorrio en plena sierra del Cuera: Las picas de Haba y Moreda, el Liño, el Argayu y Fuentenegrosu.








