Una mirada al Descenso Internacional como un desfile de historia náutica: o de cómo Les Piragües también cuentan un relato acerca de la evolución del piragüismo en Europa
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Cada agosto, el río Sella se convierte en escenario de una de las pruebas más vibrantes del piragüismo mundial.
Pero además de paladas, estrategia y resistencia, sobre sus aguas también se libra una silenciosa batalla de diseño, tecnología y marcas.
De entre todas, una ha logrado destacar en la última década: Nelo, la firma portuguesa que ha transformado la forma de competir… Y de ganar.
De la madera al carbono: historia viva del Sella
El Descenso Internacional del Sella, es mucho más que una competición deportiva. Es un desfile de historia náutica, donde cada embarcación cuenta una parte del relato de cómo ha evolucionado el piragüismo en Europa. Desde las primeras ediciones, cuando los participantes descendían el río en frágiles estructuras de madera recubiertas de lona, hasta los actuales cascos de fibra de carbono diseñados con software aero-hidrodinámico, la transformación ha sido total.

En sus orígenes, las piraguas eran pesadas, toscas y poco eficientes, más pensadas en la resistencia que en la velocidad. Pese a su valor simbólico y artesanal, estaban lejos de ofrecer rendimiento deportivo. Pero en 1952, una figura clave del Sella, el asturiano Antonio Cuesta, marcaría un antes y un después con el diseño de la primera embarcación específica para el río: el modelo ‘Sella’, con doble bañera y timón.
Ese mismo año, la delegación italiana sorprendía introduciendo un timón de pedal, lo que permitía a los palistas controlar la dirección con los pies mientras remaban, algo que no tardaron en incorporar los fabricantes nacionales. Aquel detalle, casi anecdótico en su momento, cambió para siempre la forma de competir en el Sella.
Con el paso del tiempo, el protagonismo lo fueron ganando los materiales. En los años sesenta, la fibra de vidrio sustituyó a la madera, reduciendo notablemente el peso y abriendo las puertas al diseño hidrodinámico. En las décadas siguientes, aparecieron embarcaciones con formas más estilizadas, más agresivas, que buscaban cortar el agua en lugar de abrirse paso a golpes. En 1988, con el lanzamiento del modelo ‘Americano’, el Sella vivió otra revolución: un casco curvo, diseñado para minimizar el contacto con el agua y maximizar el deslizamiento. Fue una muestra clara de que la ingeniería se había instalado en el corazón de la piragua.
A partir de los años ochenta y noventa, comenzaron a aparecer nuevos materiales —kevlar, carbono, resinas epoxi— que transformaron por completo la fabricación. Pero fue la técnica del vacío la que elevó la construcción a una nueva dimensión. Esta técnica consiste en moldear capas de material compuesto y aplicar presión con una bolsa sellada al vacío, eliminando imperfecciones y logrando una estructura más ligera, rígida y precisa. El resultado es una embarcación de alto rendimiento, resistente y perfectamente optimizada para el agua.
La normativa también evolucionó. En el año 2000, se eliminó la obligación de mantener un ancho mínimo en las embarcaciones. Fue el momento en que los fabricantes pudieron dar rienda suelta a la creatividad técnica. La nueva generación de piraguas, más estrechas, largas y adaptadas al cuerpo del palista, transformó por completo la estética —y la velocidad— de las pruebas. Y en este nuevo escenario, un nombre comenzó a sonar con fuerza desde la vecina Portugal.
El impulso atlántico que conquista el Sella
En 1978, en un pequeño taller de Vila do Conde, el ex-piragüista Manuel ‘Nelo’ Ramos comenzó a fabricar piraguas con un objetivo claro: ofrecer embarcaciones más ligeras, más veloces y mejor adaptadas al cuerpo del deportista. Cuatro décadas después, puede decirse que Nelo es el fabricante líder a nivel mundial en piragüismo de competición.
En los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, más del 70 % de los medallistas en sprint lo hicieron en una embarcación suya. Y según el recuento de Nelo, atletas que compitieron en piraguas de esta marca ganaron 19 de las 30 medallas posibles en kayak sprint en París 2024. Seguir manteniendo más del 60% de las preseas disponibles en esa disciplina es señal de que no se lo están poniendo fácil a sus competidores.
Esa excelencia técnica ha tenido un reflejo palpable en el Descenso Internacional del Sella en los últimos años. Los franceses Quentin y Urban, que lograron las últimas tres victorias del Sella de manera consecutiva, lo hicieron siempre a bordo de piraguas Nelo Cuatro. En esta edición de 2024, dos de las tres embarcaciones en el podio absoluto eran de la marca portuguesa, siendo la embarcación de fabricación asturiana Astor, la otra marca en el podio. La categoría femenina refleja datos similares ya que al menos las dos primeras duplas paleaban sobre Nelo.
Si nos vamos hacia atrás, en la edición de 2023, las tres primeras embarcaciones K2 absolutas procedían de la factoría portuguesa, un claro dominio en la categoría reina.

En los últimos años, solo una marca ha conseguido romper la hegemonía en lo más alto del podio riosellano: la también portuguesa Elio, que en 2019 se impuso con los palistas Becerro y Castañón, demostrando que Portugal es un referente indiscutible en fabricación de piraguas de competición. Siguiendo hacia atrás En 2018 y también sobre el modelo Cuatro de Nelo, otra pareja española alcanzó la gloria, Emilio Llamedo y Pedro Vázquez. Y antes que ellos Bouzán y Fiuza habían elevado el laureado modelo de la marca portuguesa a lo más alto.


Además de su liderazgo tecnológico, la marca lusa mantiene una estrecha colaboración con el Descenso Internacional del Sella. La marca aporta piraguas de competición para el alquiler a palistas extranjeros que encuentran dificultades para transportar sus embarcaciones hasta Asturias. Esta iniciativa facilita la participación internacional y contribuye a mantener viva la tradición y la competencia en uno de los eventos más emblemáticos del piragüismo mundial.
Diseño y detalle: las formas del rendimiento
En el pelotón de cabeza del Sella, el diseño de la embarcación puede marcar la diferencia. En los últimos años, modelos como el Cinco o el Vanquish de Nelo han introducido innovaciones visibles, especialmente la proa invertida. Esta forma, que rompe con el perfil clásico: en lugar de subir, la proa se curva ligeramente hacia abajo, lo que ayuda a reducir el cabeceo —el movimiento vertical del kayak— y mejora la estabilidad en aguas agitadas o con corriente variable. Junto a ellos, embarcaciones como el Sprint Evo de Elio han ganado terreno con planteamientos competitivos similares. Más allá del nombre, la tendencia es clara: piraguas más técnicas, más ligeras y diseñadas para adaptarse mejor al palista. El material, hoy, también rema.

Un río que avanza, una industria que evoluciona
Hoy, bajar el Sella ya no es solo una cuestión de fuerza o técnica: también es una batalla silenciosa entre materiales, ángulos de proa y estrategias de construcción. Las viejas piraguas de madera han dado paso a una élite tecnológica que convierte cada embarcación en una pieza única de ingeniería deportiva.
Desde las aguas tranquilas del Atlántico portugués hasta los descensos técnicos del Sella, Nelo ha logrado imponer un estándar que trasciende fronteras. En la próxima edición del Descenso Internacional volveremos a ver a los mejores palistas sobre los modelos más avanzados de cada marca. Seremos testigos de si Nelo sigue reinando en este ecosistema técnico y competitivo… O si, quizá, cede el trono. Tal vez lo herede Elio, su compatriota de acento también portugués. O regrese al español de Román, al astur-argentino de Astor, o alguna otra marca de las tantas que se abren paso.
El río, como siempre, tendrá la última palabra.