San Antoniu se siente muy nuestru en Cangas de Onís

Seis ramos y cientos de mozas de llanisca escoltan la multitudinaria procesión en el día grande de las fiestas. Este 2025, tras cuarenta años de ausencia, de Cangues de Arriba volvió a salir un ramu

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San Antoniu a la salida de la iglesia, arropado por una multitud de cangueses. | Xuan Cueto

A San Antonio, en Cangas de Onís le llaman con devoción y cariño ‘San Antoniu, el nuestru’. Un apelativo que denota el sentimiento de identidad que cada 13 de junio desborda en la ciudad y que este viernes quedó de nuevo patente. San Antoniu se siente, efectivamente, muy nuestru en Cangas de Onís y prueba de ello fueron los cientos de cangueses que llenaron las calles para seguir de cerca el día grande.

La marcha del santo fue como cada año el punto álgido de la celebración, pero la jornada festiva comenzó horas antes. Tras la joguera de la noche, el día comenzó en El Robledal con una primera descarga de voladores y la misa en la capilla de San Antoniu. Frente al templo y tras cuarenta años de ausencia, aguardaba este 2025 un ramu ofrecido por los hijos de Miguel Sagües, quienes se mostraron «ilusionados y muy emocionados».

La idea de recuperar esa tradición en Cangues de Arriba le surgió a la familia a raíz del nacimiento del pequeño Miguel, de nueve meses, por quien ofrecen precisamente el ramu. «En principio iba a ser pequeño, pero ayer por la mañana agrandamos el pedido», explicó Betty Sagües, quien portó la pirámide de panes junto a tres amigas. Además de esa ofrenda, en el carricoche del pequeño Miguel marchó otro pan a ofrecer durante la misa de doce. «Antes se ofrecía el pan del probe», recordó Betty.

Finalizada la misa en la capilla, el santo inició el descenso hacia el templo parroquial, arropado ya por un buen número de fieles. Mientras tanto, en las calles de la ciudad los vecinos ultimaban los detalles de los ramos que se sumarían a la comitiva. Hasta un total de seis se contabilizaron este año, entre ellos el de la familia Mori Villanueva, de Cangas y Riensena y ofrecido por su madre. O el de los jóvenes Rodri, Marcos, Iker, Vera, Julia, Santi y Lucas, niños de entre 1 y 13 años que llevan ya la tradición en vena.

Lugar especial en el corazón de la fiesta tiene cada año el ramu de la calle San Pelayo. Fue este el segundo San Antoniu sin Celso Fernández Sangrador, alma del barrio y de la fiesta, y su recuerdo volvió a estar muy presente. En lo alto de la pirámide de panes, la montera de Celsín el de La Sifonería lució en honor a su memoria.

Al filo del mediodía, tras marchar por la calle San Pelayo acompañados por decenas de mozas, los ramos llegaron a la iglesia, donde dio inicio la misa cantada por el coro Peñasanta-Ramón Prada.

Tras la eucaristía llegó el momento más esperado, el que los cangueses aguardan durante todo el año: la multitudinaria procesión de San Antoniu en dirección a su capilla. De regreso a El Robledal, la imagen marchó escoltada por los seis ramos, varios centenares de mozas ataviadas de llanisca cantando y batiendo sus panderetas, adornadas como es tradición con cintas verdes y amarillas, colores distintivos Cangas de Onís. 

La banda de gaitas de Corvera puso el acompañamiento musical a la procesión, de la que también formaban parte la reina de las fiestas de este 2025, Marina Alonso, y sus dos damas, Emma Fondón y Carla Bulnes.

Una vez de vuelta en El Robledal y con el santo en su capilla, comenzó la actuación de la agrupación folclórica Picos de Europa, la quema del Xigante y la subasta del ramu, antesala de la romería y posterior verbena.

Finalizado el día grande, en Cangas de Onís queda aún mucho San Antoniu por delante. Por lo pronto, dos nuevas verbenas este sábado y domingo, el día del jubilado y el día del niño. El programa (que puede consultarse aquí) se prolongará hasta el día de La Jira, el 22 de junio.

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