En plena guerra civil, José María Yanguas fue el encargado de trasladar a Francia las joyas de la Virgen de Begoña, alhajas de las mujeres vascas y 180.000 francos del Gobierno de Euskadi. Tras un aterrizaje forzoso que supuso el fusilamiento del consejero Alfredo Espinosa, entregó las pertenencias de la Virgen a los franquistas. Ni el dinero ni el resto de posesiones han vuelto a aparecer.
Tiempo de lectura: 9 minutosCon protagonismo del llanisco José María Yanguas Yáñez y con la playa guipuzcoana de Zarautz como lugar en el que se precipitaron los acontecimientos, esta historia de traiciones, botines e intrigas políticas acontece a mediados del mes de junio de 1937, en plena Guerra Civil. Por el medio aparecen dos cajas repletas de joyas y un taco con 180.000 francos franceses del Gobierno de Euskadi, que se encontraban depositados en la banca Courtois de Toulouse.
El avión Caudron Goeland pilotado por Yanguas tras aterrizar en la playa de Zarautz. | Biblioteca Nacional de España
Comenzaremos por definir la situación que se vivía en el hoy llamado País Vasco. En septiembre de 1936 la provincia de Guipúzcoa, capital San Sebastián, estaba en manos de los franquistas. Vizcaya, Santander y Asturias permanecían aisladas. En abril de 1937 se produjo el bombardeo de Guernica y Bilbao sufría ataques diarios con artillería y aviación. El párroco de la parroquia de Begoña, Bernardo Astigarraga, decidió poner a salvo las joyas de la Virgen de Begoña. El cura temía que «los rojos» robaran el material o que resultara «destruido por un proyectil». Astigarraga había escondido la imagen de la Virgen el 26 de septiembre de 1936 y entregó las alhajas en el Banco de Vizcaya con autorización de Eliodoro de la Torre, consejero de Hacienda del Gobierno de Euskadi. En la basílica quedaron a buen recaudo (tapiadas) las coronas de la Virgen y el Niño, los cetros, cálices y otros objetos de culto. Con los franquistas cada vez más cerca se decidió evacuar el tesoro a Toulouse. Al lote se añadió otra caja con valiosas joyas aportadas por la asociación de mujeres Emakume Abertzale Batza y un paquete con 180.000 francos franceses, procedentes del Presupuesto del Ejecutivo vasco.
Conozcamos al hombre. El llanisco José María Yanguas Yáñez, nacido en 1907, era un aviador que residía en la calle Iparraguirre de Bilbao. Durante la Guerra Civil se incorporó a la Línea Air Pyrénées, una firma del gobierno vasco para promover la ruta Bilbao-Baiona-Toulouse. Entre el 27 de julio y el 7 de agosto de 1936, Yanguas colaboró en el intento de compra en París de aviones de guerra para reforzar la defensa aérea de Vizcaya. El proyecto fracasó por la negativa de Francia a vender este tipo de material y se adquirieron, finalmente, tres avionetas inglesas. Para asuntos aéreos, Yanguas se convirtió en hombre de confianza para el gobierno de Euskadi que se formó el 7 de octubre de 1936. Consejeros, diputados, dirigentes políticos, periodistas y hombres de confianza viajaban con Yanguas.
José María Yanguas Yáñez 1
Había venido al mundo en 1907 en la localidad ribadedense de Bustio. Se trasladó a vivir a Llanes, en la calle Nueva, en 1916, cuando contaba nueve años. En la carpeta 3, hoja 242, del Padrón de Habitantes de Llanes de 1924 se especifica que en el domicilio familiar vivían José Yanguas Lafuente, mecánico, de 44 años, nacido en Bilbao, y su esposa Jesusa Yáñez Laso, de 44 años, nacida en Bustio. Así como sus hijos José María Yanguas Yáñez, de 17 años, nacido en Bustio, y su hermana María Francisca Yanguas Yáñez, de 15 años, nacida en Bilbao.
Fue Yanguas el encargado de trasladar a Toulouse las joyas de la Virgen, las alhajas de las mujeres vascas y los 180.000 francos. El consejero Eliodoro de la Torre mostraba fe ciega en la pericia y fidelidad de Yanguas. Tenía orden el piloto de depositar el tesoro a nombre de cinco personas del gobierno vasco en una caja de seguridad del banco Courtois. El director de la entidad bancaria le comentó que podían guardarse pero a nombre de una sola persona, así que Yanguas se nombró a sí mismo.
A principios de junio de 1937, las tropas de Franco rompieron el Cinturón de Hierro que protegía Bilbao, la ciudad cayó el 19 de junio y el Gobierno de Euskadi se trasladó a Cantabria. Dos días más tarde, el 21 de junio, Yanguas tiene que trasladar desde Toulouse a Alfredo Espinosa Orive, consejero de Sanidad del Ejecutivo de Aguirre, hasta la localidad cántabra de Santoña, donde se encontraba el lehendakari. En la avioneta también viajaban José Aguirre, capitán de artillería, los secretarios de ambos, Emilio Ubierna y Eugenio Urgoiti, y el mecánico Pablo Martínez. El vuelo nunca llegó a su destino. Yanguas avisó de que los motores perdían potencia, comunicó a los pasajeros que iban a tomar tierra en una playa francesa y aterrizaron en la playa guipuzcoana de Zarautz, donde les estaban esperando importantes autoridades franquistas. El arenal de Zarautz tiene 2.500 metros de longitud y 80 de ancho.
A partir de ese momento, Yanguas fue considerado como espía y traidor. El bimotor, un Caudron Goeland, despegó de Toulouse a las 20:17 horas y tomó tierra en la playa de Zarautz a las 21:50. Era el 21 de junio, el día con más horas de luz del año. Para los estudiosos del asunto está claro que el aterrizaje respondió a un plan preconcebido. El alcalde de Zarautz había dado orden de retirar las casetas de baño de la playa, así como los palos de los toldos. También mandó apagar las luces de la zona y el crucero Cervera y otros barcos que se movían por la demarcación recibieron la indicación de no disparar sobre el avión.
Dos días más tarde, el 23 de junio de 1937, Yanguas viajó a Toulouse por carretera en compañía de Joaquín Goyoaga, franquista e hijo de un dirigente monárquico. Retiraron del banco Courtois las dos cajas con las joyas y los 180.000 francos y regresaron a Irún donde entregaron las alhajas de la Virgen a Julián Troncoso, jefe del Servicio de Fronteras y al general Fidel Dávila. Nada se supo de la suerte que corrieron las joyas de las Emakume Abertzale Batza ni de los 180.000 francos. El 15 de agosto de 1937 se celebró en Bilbao la ceremonia político-religiosa de la devolución de las joyas de la Virgen de Begoña, en presencia de Carmen Polo de Franco, esposa del Caudillo, y del Nuncio del Papa, monseñor Antoniutti. Joaquín Goyoaga fue condecorado en el Ayuntamiento de Bilbao con la medalla de plata de la ciudad.
¿Y qué fue de Yanguas? Sobre él recayó la sombra de espía y traidor. Tras el aterrizaje en la playa de Zarautz, fue ‘liberado’ de inmediato con intervención de la Cruz Roja. A través de un amigo se defendió alegando que había entregado el botín amenazado por los franquistas con matar a su familia y para tratar de salvar la vida del consejero Alfredo Espinosa Orive. No obstante, sobre lo que sucedió con Yanguas, el investigador Guillermo Tabernilla valora que «como era previsible por el patrimonio que pudo reunir durante aquellos meses de guerra, no salió mal parado económicamente, ni tampoco se le perdió la pista en México como señalaron algunos autores, porque regresó a España estableciendo su lugar de residencia en Llanes, en los años 40». Eso sí, entre 1947 y 1949, el nombre de José María Yanguas Yáñez aparece en listas de embarque con destino a Estados Unidos.
¿Qué suerte corrieron los otros tripulantes del bimotor? El consejero Alfredo Espinosa y el capitán José Aguirre fueron fusilados, el 26 de junio, en los muros del cementerio vitoriano de Santa Isabel y enterrados en una fosa común. Los secretarios de ambos y el mecánico del bimotor fueron liberados.
- La animación ha sido generada con IA ↩︎