Además de los cien mozos que se encargaron de cortar, trasladar y plantar el enorme eucalipto, de 2.500 kilos, de la comitiva folclórica formaron parte más mujeres vestidas de aldeana llanisca que nunca, cerca de doscientas
Tiempo de lectura: 3 minutosEl traslado y la plantación de la hoguera de La Blanca requirieron de la fuerza de un más de centenar de mozos. | Guillermo Fernández
El traslado y la plantación de la hoguera de la fiesta de la Blanca, en Nueva de Llanes, no está, todavía, en el frontispicio de los mejores acontecimientos folclóricos mundiales pero se encuentra en la lista de espera y ocupa un puesto cabecero. La situación es bien simple: A cinco kilómetros de casa más de un centenar de rapaces cortan por la mañana un eucalipto de 42 metros de largo y 2.500 kilos de peso, para seguidamente trasladarlo a Nueva en una carroceta y con paradas obligadas en todos los bares que encuentran en el viaje.
Llegan al villorrio hacia las cinco de la tarde, depositan el árbol en el puente sobre el rio Nueva, conocido como río Ereba desde que le encumbrara así en sus versos el poeta Pepín de Pría, y una hora más tarde se desata el delirio, el éxtasis, la catarsis que nos transmitieron desde Grecia. Hay que elevar el pesado eucalipto al hombro de aquel centenar de personas y recorrer con él a cuestas los barrios de influencia de la fiesta de la Blanca, hasta su lugar de plantación en la plaza del Hospital. Ahora bien, las calles son serpenteantes, abarquilladas, y llegar al lugar elegido se antoja, a veces, misión imposible. Algunos años se consigue en treinta minutos y otros en más de dos horas. Pasión, fogosidad en estado puro.
Este sábado los mozos bebieron mucha cerveza y algún cubata; andaban radiantes, enardecidos, eléctricos, pero no olvidan. El primer acto de la tarde sirvió para recordar a los simpatizantes muertos durante el año y especialmente a José Martínez González ‘Cute’, fallecido el pasado 27 de junio, en Nueva, a la edad de 43 años. Cute ocupó en varias ediciones el puesto cabecero en el traslado de la hoguera y en su nombre, y espíritu, acudió ayer a Nueva su tío Ramonín. Se hicieron camisetas alusivas con el rostro de Cute para que fuera uno más en su ‘fiesta grande’.
Además de cortar, trasladar y plantar la hoguera, en la comitiva folclórica salieron más mujeres vestidas de aldeana llanisca que nunca, cerca de doscientas entre niñas y mozas. La banda de gaitas de Candás recorrió todo el pueblo, mientras que los excelentes gaiteros de Balmori, los hermanos Monchu y Paco Cue, se encontraban allí para acompañar tres bailes en la plaza de Laverde Ruiz: El Xiringüelín, el Xiringüelu de Naves y un Pericote de ocho triadas.