Arriondas celebra el día grande de la fiesta de La Peruyal con un multitudinario desfile de 36 carrozas, calles abarrotadas y un derroche de asturianía y folixa único en el calendario estival
Tiempo de lectura: 5 minutosEl helicóptero de Televisión de Parres impresionó en el desfile, en el que no faltó la sidra.| Fotos: Xuan Cueto
El de este año es un Bollu estelar y como tal lo celebra Arriondas, con el fervor que merece una fiesta con 75 años de historia que se continúa viviendo con la ilusión intacta de aquella lejana primera edición. Ideada en 1949 por Antonio Ichaso, Luis Almeida ‘Linón’, Tomás Cueto, Manuel Cuadriello y Celso Rodríguez y con el barrio de La Peruyal como centro neurálgico, la fiesta -declarada de interés turístico regional en 1999- mantiene desde sus orígenes un ambiente singular, un derroche de asturianía y de folixa tan característico que ningún otro de los eventos festivos el verano se le puede comparar.
El Bollu es ante todo diversión y con ese ánimo llegan cada último domingo de julio a la capital parraguesa cientos de personas. Este 2024, por lo señalado de la efeméride, las ganas de fiestas se elevaron aun más, como demostraron quienes desfilaron a bordo de las 36 carrozas reunidas en el desfile de este domingo, cinco más que el pasado año.
Al filo de las seis de la tarde y bajo un sol que no dio tregua, la comitiva fue armándose desde el barrio de La Peruyal, dejando entrever los diseños de esta edición, buena parte de ellos con el 75 aniversario como motivo. Lucieron así desde escudos de La Peruyal y tartas de cumpleaños hasta fotos de quienes han presidido la Sociedad a lo largo de su historia. El Bollu miró al pasado, pero a bordo de las carrozas se evidenciaba que la fiesta tiene mucho futuro. Plataformas repletas de guajes marcharon por las calles intercaladas con otras de adultos, en las que la sidra corría a raudales. Escanciar culinos según avanza el desfile e ir ofreciéndolos al público -muy agradecido en esta ocasión por las altas temperaturas- es un elemento indispensable en Arriondas, cuyas calles van impregnándose de ese característico olor a sidra que invita a más folixa. Más allá del caldo asturiano, asturianía y orgullo rural hubo y mucho en las carrozas: desde diseños con un hórreo a una típica casa con corredor y ropa tendida incluida. También una bolera, gaita y tambor, huevos pintos, facines, un llagar, un gallinero o un molino de agua.
No faltaron tampoco carrozas con guiños a temáticas locales, como la de Grand Parrex, las que aludían a las obras del puente sobre el Sella o a la millonaria inversión para defender Arriondas frente a las riadas. Esa última, de título ‘La Casa del Hormigón’ y con un castillo -imitando el hormigón, como no- , arrancó más de una carcajada. También en clave local, la triple carroza de TVP -Televisión de Parres- asombró al público con un despliegue de cámara grúa, plató de telediario y helicóptero. Del aire bajaron asimismo para aterrizar en una carroza un madreñogiro y un imponente zepelín, mientras que por mar llegó el barco pirata, que ondeaba banderas de La Peruyal. De más cerca, de pueblos del concejo y de Cangas de Onís, llegaron carrozas de Coviella, Arobes, Collía o Prunales.
Ya desde la salida las notas musicales de la gaita y los hits del verano dialogaban a ratos y se solapaban a otros en un ejemplo de lo que el Bollu es: tradición y modernidad que se dan la mano para el deleite de todos. La fiesta de La Peruyal es un verso libre entre las fiestas más solemnes de la comarca oriental. Desfilando por Arriondas es posible contemplar a mozos de porruano calzando playeros o a mozas de llanisca con gafas de sol. Incluso alguno cambió este domingo la montera asturiana por la de torero.
Tras transformar el antiguo título de reina y damas en el de mozas hace dos años, este 2024 la Sociedad de Festejos dio un paso más y, por primera vez, la fiesta contó con embajador, honor que recayó en Hugo Otero, y dos moces, Tania Cofiño y Lucía Pinín. Todo fluye en El Bollu y sigue el ritmo de los tiempos.
Tras el desfile, en el parque de La Concordia dio inicio el reparto del bollu preñáu y la gran merienda popular. Cayó la noche aún de folixa, poniendo fin a un día grande que había despertado al son de la alborada musical y había proseguido durante la mañana con una misa cantada por el Coro Minero de Turón y el LXXXII Festival Folclórico de La Peruyal, a cargo de las bandas de gaitas Villa de Xixón, El Gumial, Onís, Naranco, Los Yerbatos de Bimenes, El Coriellu La Pandorga de Bimenes y dos invitados internacionales: el Grupo Centro Cultural Balada, de Rumanía, y el Rancho Folclórico de Vimose, de Portugal.
La fiesta, que en la noche del sábado contó con el pregón de Luciano Hevia Noriega y la Gran Kermesse, culmina hoy lunes con El Bollín, broche de oro a casi una semana de celebraciones y a la conmemoración de 75 años de historia.