Los Reyes despliegan su magia en Cangas de Onís

Sus Majestades de Oriente escucharon los deseos de niños y mayores y rindieron homenaje a Celso Fernández Sangrador, «ayudante eterno del Rey Melchor»

Tiempo de lectura: 4 minutos
El Rey Gaspar en su carroza, en la Cabalgata de Cangas de Onís. | Xuan Cueto

Es una noche mágica, para los niños la más especial del año. Desde que en 1866 se documentase la primera Cabalgata en España –celebrada en Alcoy (Alicante)– el desfile de Sus Majestades de Oriente se ha convertido en un acontecimiento que se celebra por todo lo alto desde las grandes ciudades a los pequeños pueblos.

Cangas de Onís es uno de esos lugares donde Melchor, Gaspar y Baltasar se detienen cada 5 de enero para exhibir su magia por las calles y escuchar los deseos de los más pequeños. Dispuestos a cumplir con ambos cometidos, los Reyes y su séquito partieron desde el colegio Reconquista al caer la noche, rumbo al centro de la capital canguesa.

En las calles les esperaban ya multitud de vecinos y visitantes, especialmente niños tratando de controlar los nervios. Abriendo la Cabalgata, el toque de asturianía con la banda de gaitas El Gumial. Tras ellos una inmensa comitiva integrada por más de 250 personas y 8 carrozas: malabaristas, zancudos, ángeles, romanos, pastores, muñecos de dibujos animados, un camión repleto de regalos de la asociación Incatur… Intercalados entre tal despligue y poniendo el punto de animación a la noche, la bandina L’Rebollu y la charanga Xaréu nel Ñeru.

Seguía a esa comitiva festiva la delegación llegada especialmente desde Oriente, con el Príncipe Aliatar en cabeza, a bordo de un descapotable clásico. Lanceros, guías con antorchas, pajes a caballo y los más estrechos colaboradores de Sus Majestades escoltaban las carrozas de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes no pararon de repartir saludos y caramelos.

Una vez en la plaza de la iglesia parroquial, destino final del desfile, llegó el momento más emotivo de la noche. A nadie se le escapaba en Cangas de Onís que este 5 de enero era también de ausencia: era la de este año la primera Cabalgata sin Celso Fernández Sangrador, el célebre hostelero fallecido el pasado marzo que durante más de cincuenta años fue la esencia del Rey Melchor.

Para Celso ‘El de la Sifonería’ hubo palabras de «cariño y agradecimiento», a las que puso voz Emilio Prada: «Su presencia iluminaba las calles» y «su legado sigue vivo». Por ello, por esa «pasión» con la que vivía la Cabalgata, en Cangas de Onís será «ayudante eterno del Rey Melchor».

El Rey Melchor pasando frente a La Sifonería, donde una exposición de fotos recuerda a su «eterno ayudante», Celso Fernández Sangrador. | Xuan Cueto

Rendido el merecido homenaje a Celso Fernández Sangrador, los Reyes Magos realizaron la ofrenda de mirra, incienso y oro al Niño Jesús y, a continuación, tomaron la palabra para dirigirse a los niños. Gaspar les deseó un feliz año, Baltasar les anunció que llegaban con «muchos regalos» y Melchor les recordó que son tantos los presentes con los que acudieron a Cangas al saber que los niños «han sido bueno y no han sido egoístas».

A los pequeños puso además una «condición»: que los regalos que encuentren bajo el árbol «los compartan con sus hermanos y amigos». «A portaros bien todo el año», alentó antes de pasar a la iglesia para proceder a la recepción, justo en el momento en el que sobre Cangas de Onís empezaban a caer las primeras gotas. Respetó la lluvia y la noche pudo así brillar con esa magia incomparable del 5 de enero.

CON EL APOYO DE

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio