Quitaron tanta fame
Hace no tantos años su presencia a la mesa lo era todo.
La garantía de tener algo que llevarse a la boca, de apaciguar el hambre en los tiempos de escasez, largos y reiterados hasta mediados del siglo pasado. Del maíz, fabes, patata, castaña, avellana y más alimentos humildes dependía la subsistencia de familias enteras, incluso del ganado.
Aquellos cultivos alimentaban pueblos y de sus excedentes y ventas salían los recursos que aliviaban la economía familiar. Eran cosechas vitales y como tal se veneraban. En torno a ellas fue articulándose una cultura, un saber popular transmitido de generación en generación.
Más que pautas de cultivo, la acumulación de todo ese saber ancestral constituye una lección de vida. De supervivencia, paciencia y vínculo con la tierra.
Hoy, el hambre no acecha como antaño y ya apenas se cultiva en las casas. Lo que ahora empieza a faltar son los guardianes de aquel saber ancestral, el respeto y la gratitud que merecen las cosechas por ser tanta la fame que quitaron.
‘Quitaron tanta fame’ es una serie de reportajes con la que a lo largo de los próximos meses narraremos el vínculo con la tierra, la transmisión de saberes y la cultura articulada en torno a cosechas de arraigo en Asturias.