Hace no mucho, cuando subir al monte en Asturias no era una cuestión de ocio ni de deporte, sino de trabajo y supervivencia, existía (allá arriba) una especie de red neuronal conformada por finos senderos seseantes y pastos de altura muy verdes, tiernos y nutritivos.
En ese sistema neuronal montuno, los órganos esenciales que garantizaban el buen funcionamiento, estaban formados por discretas cabañas de piedra, cultura ganadera y familias enteras de pastores: tres partes imprescindibles que durante muchos años conservaron el monte y lo dotaron de vida y memoria; tres componentes básicos que hicieron crecer en los pastos y territorios de más altura de Asturias una cultura propia, una idiosincrasia, un conocimiento y unas artes únicas que marcaron –para siempre- la forma del monte que hoy conocemos y tantas personas (de dentro y fuera de la región) disfrutan.

Pero, con el pasar de los años, el progreso avasallador que todo lo devora inundó esa red neuronal de soledad, silencio, vacío y telarañas: de matorral, piedras caídas, primaveras sin cencerros bailando, chimeneas sin fuegos y fuentes destruidas incapaces de recoger agua limpia…La llenó de olvido, traidor y oscuro. Así, hoy día, la memoria del monte sigue perdiéndose lentamente entre unas tinieblas que cada vez son más grandes (como aquella nada que devoraba Fantasía) mientras apenas queda ya nadie (muy pocos) que puedan narrar y reconstruir -a golpe de palabra y recuerdo- ese mapa neuronal montuno.
Sin embargo, no todo son penurias. De eso va, precisamente, este escrito: de las medidas que se ponen en marcha para corregir ese olvido. Porque, a pesar de las tinieblas, todavía queda memoria montuna. Y también hay quienes pelean para recuperarla y conservarla. Entre ellos, Aitor Egotxeaga, un asturiano dispuesto a rebuscar donde haga falta para reconstruir el mapa de Les Mayaes de los Parques Naturales de Redes y de Ponga.

Aitor es guía de montaña. Pasa casi todos los días por zonas de majadas: sitios con porte mágico, con una especie de vibración telúrica y con mucho que contar sobre Asturias. Sitios que languidecen y se derrumban un poco más con cada nuevo invierno.
«La sensación que tengo al pasar y ver cómo van desapareciendo es de tristeza e impotencia. A la vez, cuando veo cómo reaccionan las personas al visitar una majada y oír hablar sobre ellas, me llena de alegría: la gente se asombra, se fascina, pregunta interesándose… Con esta sensación agridulce a rastras me puse a pensar cómo ayudar a conservar esos lugares, cómo hacer para contribuir a que no se pierdan… Y entonces se me ocurrió este proyecto, ya iniciado por el Ayuntamiento de Caso hace unos 16 años pero estancado hace mucho…».
Aitor se refiere a un ambicioso y necesario proyecto que (allá por el año 2008) puso en marcha el consistorio casín con la colaboración del Principado de Asturias: un plan para recuperar las majadas del Parque de Redes que hasta ganó un premio Nacional de Medio Ambiente.

«Aquel plan incluía el acondicionamiento de caminos, la construcción y restauración de abrevaderos, la rehabilitación de cabañas para usos tradicionales y la puesta en marcha de actividades de educación ambiental. Se hizo una página web (hoy desaparecida), se publicó un maravilloso libro, ‘Les mayaes del concejo de Casu’ (hoy descatalogado), que incluía un inventario de todas las majadas del concejo y recogía testimonios de los que pasaron allí media vida…Es decir, que de aquella se hizo un esfuerzo enorme para intentar recuperar este patrimonio etnográfico de les mayaes y esa memoria única que vive en ellas», explica Aitor.
Pero aquel plan se fue disolviendo. No tuvo una continuidad, nadie cogió el testigo… Y hoy, una década y media más tarde, les mayaes que quisieron recuperarse (y todo lo que les dio forma y alma algún día) vuelven a estar, de nuevo, en riesgo de desaparecer para siempre.

Aquí es donde entra en juego la iniciativa de Aitor:
Él quiere recuperar aquel ambicioso plan de 2008. Al menos, una parte: pretende reconstruir el mapa de todas las majadas de Casu y Ponga, añadiendo todos los datos posibles que sea capaz de encontrar, así como fotos, testimonios, actividad…
«Estoy tratando de poner en marcha un inventario online de les mayaes de los concejos de Caso y de Ponga. Ambos Parques, a pesar de las distancias, tienen y tuvieron una estrecha relación entre ellos y existen centenares de senderos que los conectan. La idea es recabar ayuda para recopilar e identificar todos esos lugares y esa cultura de les mayaes, sin más pretensión que mantener vivos los recuerdos del monte. Es evidente que el uso tradicional se ha perdido: lo que pretendo con esta iniciativa es intentar conservar la memoria, que las historias que allí ocurrieron se conviertan en un elemento más para disfrutar de estos paisajes».

Evidentemente, como soñar es gratis y encima conviene hacerlo a lo grande, la máxima ilusión de Aitor en este aspecto sería no sólo lograr recuperar la memoria sino también recuperar los espacios físicos de les mayaes, así como sus caminos, sus fuentes, su toponimia y hasta sus leyendas más viejas. Pero claro, admite que esto ya es harina de otro costal y que para llegar a ese sueño primero se necesita ese inventario:
«Toda la gente que siente el monte y su cultura como parte del patrimonio de Asturias está invitada a colaborar con esta iniciativa. Cualquier ayuda e impulso será bien recibida: desde ideas a fotos antiguas, libros, documentos…Y, lo más importante: localizar a las gentes que vivieron en esos lugares y conocen su ubicación y detalles de primera mano absoluta. De esta forma podemos empezar a trazar un mapa, un inventario, al que ir añadiendo recuerdos para completar la memoria del monte», explica ilusionado.
«Tengo que decir que no se puede tampoco obviar la parte positiva en todo esto: el ser humano abandona un espacio y vemos como, rápidamente, la naturaleza lo hace suyo. Muchos de esos senderos que se van perdiendo son utilizados hoy por venados, corzos, osos,
lobos… Y eso es algo de lo que también tenemos que alegrarnos. Pero abandonar algo no significa necesariamente tener que olvidarlo. El enorme esfuerzo que nuestros antepasados tuvieron que hacer para levantar esa red neuronal, esas cabañas, ese modo de vida… Toda esa cultura y esa forma de vida no puede caer en el olvido», matiza.

Él, desde luego, ya se ha puesto en marcha: caminando día a día por los senderos perdidos de esa red neuronal montuna que todavía palpita, en terrenos de Ponga y Casu. Pero también concertando entrevistas, buscando documentos, desplazándose para encontrar personas y hasta creando un espacio virtual en el que depositar todo lo que va recabando y rescatando. Ahora, necesita de más personas, más voluntad, más gente enamorada de la magia de les mayaes y dispuesta a luchar por conservar su memoria.
Todos los que quieran echarle un cable pueden localizarle a través de la página web asturiasxabaz.com, en el correo electrónico info@asturiasxabaz.com o a través del teléfono 649547953. Lo único que necesita es un poco de voluntad de mucha gente y ganas (como las suyas) de buscar remedios para espantar al olvido de las majadas, recuperando (para salvaguardarla) la memoria del monte.