Mari ‘La de la Reboria’: fortaleza y remangu

La Paisana del Año 2024 de Piloña fue y sigue siendo costurera y guisandera, muy conocida por su labor al frente de los fogones La Reboria, un restaurante que también fue y sigue siendo su casa, al que sacó adelane con brío, trabajo duro y buenos platos tradicionales

Tiempo de lectura: 6 minutos
Ana María Melendi Garcedo, Paisana del Año de Piloña. | Xuan Cueto

Se llama Ana María Melendi Garcedo y nació en 1939, en Sotrondio, justo cuando se iniciaba la dictadura franquista y la postguerra apretaba bien fuerte. Pero, en realidad, es de Piloña, con raíces en Belonciu; aquí vivió la mayor parte de su vida y todo el mundo la conoce como Mari, la de La Reboria, un apelativo que se refiere al lugar en el que más tiempo pasó, trabajando y viviendo.

Por eso, para ser justos y poner bien a Mari en contexto, esta historia tiene que comenzar remontándose algún tiempo atrás desde el presente, a los años 70-80 del pasado siglo. Y tiene que comenzar en un sitio concreto: un pequeño alto, en la carretera que va a Infiesto, mucho antes de que existiera autovía en el oriente asturiano; comienza en La Reboria, bar-restaurante repleto en un día entre semana cualquiera. No cabe un alma, hay gente sentada y gente en el bar, esperando su turno para disfrutar de la comida…camareros que van y vienen, hombres acodados en la barra, camiones llenando el aparcamiento de fuera…

Todo el mundo la conoce como Mari, la de La Reboria, un apelativo que se refiere al lugar en el que más tiempo pasó, trabajando y viviendo

En medio de todo este movimiento, en una cocina de la que escapan deliciosos olores, una mujer menuda se mueve veloz y adereza varios guisos, como si tuviera seis brazos: es Mari. Y, aunque nunca obtuvo el título oficial, es guisandera. Es así: Mari fue la capitana de los fogones en la cocina de La Reboria durante largos años. De hecho, este lugar fue y sigue siendo su hogar desde que lo comprara junto a su marido, Benito, y lo reformaran entero para montar en él su medio de vida. Y como la maestría de Mari en eso de guisar siempre fue extraordinaria, la fama de sus buenos platos se extendió rápidamente y el trabajo fue próspero, durante mucho tiempo.

Lo curioso es que, si le preguntas a día de hoy por su oficio, ella -lo primero- contesta que fue costurera: le enseñaron a coser en casa, su madre y también su abuela, y siempre fue una labor que dominó con arte, haciendo de ella un recurso extra para ganarse la vida pero también una afición sagrada que, todavía actualmente, sigue practicando orgullosa.

El caso es que Mari, guisandera y costurera, tuvo (y tiene) un don para realizar trabajos manuales, de esos que requieren paciencia y gracia, de los que parecen muy pequeños –casi sin importancia- pero, en realidad, abrigan y alimentan. Y no tuvo más remedio que desarrollarlos desde casa, conciliando la crianza con el trabajo alargado y haciendo magia -sin inmutarse- con cosas como una máquina de coser o una cocina de leña, bien atizada.

A pesar de haber soplado ya 85 velas, Mari sigue cosiendo y ayudando en la cocina de La Reboria

Eso sí, como buena artista (y también porque mamó la cultura del trabajo), a pesar de haber soplado ya 85 velas, Mari sigue cosiendo y ayudando en la cocina de La Reboria, donde todavía pasa los días y es fácil verla –si la dejan- pelando alguna patata, dando instrucciones de guisos o cosiendo alguna prenda que necesite ser parcheada.

En su memoria, conserva intactas las recetas de caza, de fabada, de los arroces y los postres que convirtieron su local en imprescindible, así como mil recuerdos que abarcan desde la infancia hasta su día a día actual, viuda desde hace ocho años de su querido Benito, con el que se casó muy joven. Él era carpintero y juntos formaron una familia con tres hijos que ahora la cuidan con cariño y llevan el bar que ella (junto con su marido y muchísimas horas de trabajo) sacó adelante con buena fama.

Hace un tiempo sufrió un ictus que le dejó secuelas para expresarse con soltura pero, lejos de amilanarse, ella no pierde la sonrisa

Mari es menuda, aunque su apariencia engaña porque también es muy fuerte. Así lo demuestra su historia de vida y su situación actual: hace un tiempo sufrió un ictus que le dejó secuelas para expresarse con soltura pero, lejos de amilanarse, ella no pierde la sonrisa, ni tampoco el nervio ni las ganas de contar cientos de cosas. Y, aunque le cuesta, se mueve resuelta ayudada de una muleta para mostrar, orgullosa, sus fotos antiguas (Mari, de muy niña, ante una casa pequeña y humilde; Mari de la mano de su abuela y sus tías, sonriendo desde 1950; Benito, su gran amor, rodeado de paisanos, posando con una preciosa xata en las puertas del bar; los niños, todavía pequeños, agarrados de su falda en un día soleado…). Acompañando las fotos, como talismanes, decenas de objetos que ha ido guardando: cuadros, baúles, cazuelas, muñecas, candelabros, herramientas… piezas que abarcan sus ocho décadas de vida y que representan momentos, personas, lugares, historias…fragmentos de su periplo vital que cuida con cariño y presenta con importancia.

Y aunque no puede contarlo como ella quisiera, está ilusionada y contenta con eso de ser Paisana del Año 2024 de su Piloña querida; agradecida por el honor que representa pero, sobre todo, por el cariño de sus vecinos y de los muchos amigos que hicieron de La Reboria y de los guisos de Mari dos piezas insignes, para el recuerdo del sitio; lo que ella no sabe, de lo que no se da cuenta, es que las piezas insignes y lo que de verdad se homenajea son su fortaleza, su buen humor, su remangu, su acogedora sonrisa y todo el arte (pequeñito, sabroso y hecho de puntadas) que ha ido saliendo de sus diestras manos desde hace, nada menos, que 8 décadas.

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1 comentario en “Mari ‘La de la Reboria’: fortaleza y remangu”

  1. Soy asturiana y me siento asturiana. A i en Infiesto en una finca llamada Virio. “Rosi la de Viriu” me llamaban. A medida que pasan los años tengo más dentro el sitio adonde nací _ Asturias_ y los valores que tiene Infiesto y su comarca.

    Me encanta que pongáis las historias de personajes como la cocinera, o guisandera,costurera …empresaria… como, MARI, protagonista de la historia de hoy..

    Muchas gracias por descubrirnos a estos personajes y compartir sus historias que nos muestran la fuerza de los asturianos.

    Aprovecho para brevisimamemte dar un repaso a mi vida con la fuerza de una piloñesa.:Mi vida se reparte hoy enfre Madrid y Canada.
    Asturias,Infiesto hasta los 15 años, donde estudié en la Carmelitas y en El Mesón hasta 4 y revalida estudios con tan buenos profesores que me sirvieron para estudiando yo sola en Madrid pase 5/6 y reválida. Salí adelante dando clases de inglés, oposiciones a la administración , y trabajando de traductora. Hoy el francés que aprendí en el bachillerato con aquel profesor que se llamaba D José me sirve para defenderme en Quebec.
    Bueno ya está bien, creo que la historia de Mari me ha hecho recordar, pensar, en la fuerza de los asturianos/as. Con razón decimos
    “Asturias España lo demás tierra conquistada”.
    Gracias y suerte.
    ,,a

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