Vibaño honra a la Virgen del Rosario

En la plaza de la iglesia parroquial, las mozas, tañendo la pandereta, dieron varias vueltas alrededor del ramo, escenificando de esta forma un rito que por aquellas tierras se conoce como ‘El Caracol’

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El ‘ramu’, una sobresaliente pirámide de pan artesanal, rematada en un cerquillo con un profuso racimo de rosquillas de anís. | Guillermo Fernández

En una mañana primaveral de mediados del mes de octubre, con el mercurio del termómetro en la raya de los 24 grados, la localidad llanisca de Vibaño celebró este domingo el día grande de su fiesta en honor a la Virgen del Rosario. Hasta el río Santoveña, de escaso caudal, bajaba abundante y saltarín como consecuencia de las anteriores jornadas de lluvia. A mediodía, un elevado número de vecinos, turistas y curiosos se acercó al domicilio de Beatriz Torga, la casa desde la que salía el ‘ramu’, una sobresaliente pirámide de pan artesanal, rematada en un cerquillo con un profuso racimo de rosquillas de anís. Beatriz ofreció el ramo «porque tenía ganas de hacerlo desde hace años y para pedir salud».

La comitiva folclórica hacia la iglesia parroquial salió encabezada por un cuarteto formado por Fernando, Nacho, Angelín y Unai, los chicos de los voladores. Seguían el gaitero José Rey y su hermano Ángel, que ejercía como tamboritero. Por detrás, en dos filas, aparecían un centenar de mozas vestidas de aldeana llanisca, que llevaban en puestos delanteros a las tamboriteras Cristina Fernández Zapatero y Beatriz Torga. En el amplio espacio que había entre las dos hileras caminaba el ramo a hombros de cuatro mozos ataviados de porruano. En la plaza de la iglesia parroquial, las mozas, tañendo la pandereta, dieron varias vueltas alrededor del ramo, escenificando de esta forma un rito que por aquellas tierras se conoce como ‘El Caracol’.

Todos entraron al templo y en un breve espacio de tiempo se encontraban de nuevo en la calle para dar comienzo a la procesión. Solo fue necesario acoplar al cortejo matinal las andas con la imagen de la Virgen del Rosario. Tras la misa se celebró un interesante e interminable festival folclórico. Los niños interpretaron el Quirosanu, el Xiringüelín, y la Carrasquina, mientras que los mayores bailaron las jotas de Cadavedo y el Cuera, el Fandango de Pendueles, el Trepeletré, el Saltón, el Xiringüelu de Naves y el Pericote.

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