Fenómeno bandina

Aunque el concepto ‘bandina’ viene de principios del siglo pasado, este tipo de bandas pequeñas han resurgido con fuerza en Asturias: los instrumentos tradicionales, la sencillez y la cercanía son sus armas

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Bandina Los Gascones | Sergio López

Esta historia comienza en una plaza; una de esas redondas, no muy grandes, de suelo empedrado y fuente en la esquina.

Es un pueblo pequeño. Farolillos y banderas adornan la escena, de fiesta: una sobremesa animada llena de gente dispersa que charlan en grupos, alegres. Hay niños corriendo, tirando petardos en calles aledañas; mujeres mayores, pandillas, hombres jugando a las cartas bajo una sombrilla…

De pronto, se hace la música: viene de los callejones y entra sin llamar en la plaza, ejecutada por una pequeña banda de músicos bien compuestos que llegan bailando. Traen acordeón, una gaita, tambor, un bombo… vienen tocando un tema candente: uno de esos que se repite en la radio y que todo el mundo conoce.

Y entonces, la escena gira: la fiesta comienza a vibrar distinto. Todos bailan, o mueven los pies o aplauden; todos y todas sonríen, atentos a la melodía y a los bailes de sus ejecutores. Todos entonan a coro los estribillos… ha llegado una ‘bandina’ y la fiesta se pone contenta.

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Bandina La Xarangana.

Esta anécdota, que bien podría haber sucedido a principios del siglo pasado, en realidad sucedió hace días, durante las fiestas de San Juan, en algún pueblo asturiano. No importa cuál porque, en realidad, probablemente se dio en unos cuantos: actualmente, decenas de bandinas están en activo en la escena musical asturiana. Más que nunca.

Y aunque no pueda decirse que el ‘fenómeno Bandina’ sea un invento nuevo, sí que puede afirmarse que está viviendo un ‘revival‘. Y que, queriendo ofrecer música en directo, animación y son de fiesta, difunden cultura, tradición, respeto, sencillez, unión, memoria… muchas de las buenas cosas que hacen tan especial a Asturias.

Pero, ¿qué es exactamente una Bandina y que la hace distinta?

Aunque no exista una definición reglada, sí se entiende que debe ser un grupo musical, de menos de media docena de personas: no usan amplificación, tocan a ras de suelo y van bien ‘armados’ con instrumentos tradicionales.

Eso sí, aunque llevan la tradición por bandera, otra característica común es que no sólo tocan temas tradicionales o folk: una bandina es versátil, ‘folixera’, y lo mismo puede hacer sonar un pasadoble o una canción tradicional asturiana que un tema de Shakira o la Lambada. Depende de la gente que les rodee o del lugar en qué están. Se adaptan, se mezclan con la gente que está de fiesta y sirven, sin mucho adorno, música en directo cercana. En esto, en gran parte, reside su rotundo éxito.

«Antiguamente, cuando empezaron a surgir Bandines en Asturias, se hacía exactamente lo mismu: tocaban temas tradicionales y adaptaban temas populares, hacían arreglos…Por aquel entonces -principios del s.XX, finales del XIX- se formaron porque no había otra cosa: ni djs, altavoces, grupos grandes…había chavales que sabían tocar instrumentos. Muchos aprendían en el servicio militar, en una banda. Y cuando regresaban a Asturias, pa animar la folixa, se reunían y tocaban», explica Indalecio, de la bandina la Xarangana. 

«Cuando empezó a resurgir en Asturias el tema Bandina, hace unos diez años, la historia no era tan versátil como ahora. En realidad yo diría que la puerta para versionar canciones la abrieron los Gascones: recuerdo un vídeo que se hizo viral de ellos, en el que salían tocando, con instrumentos tradicionales,’Dolores’ de los Suaves. Triunfaron. Y abrieron un senderu a todos los que vinimos detrás», reflexiona Serxu, de la bandina Los Muiles, una de las formaciones más recientes de Asturias.

Efectivamente, Guillo (de los Gascones) lo confirma: «En enero de 2016 creamos la Bandina  ‘Los Gascones’ a raíz de una propuesta de la Asociación de Sidrerías de la calle Gascona para interpretar música asturiana y dinamizar la tarde/noche de los viernes. Decidimos crear un grupo compacto y versátil de cinco músicos expertos en música tradicional asturiana. Para poder hacer más atractiva nuestra propuesta y acercar la música tradicional a un público más diverso, incluimos en nuestro repertorio adaptaciones de temas muy conocidos del pop, el rock y de toda la música popular de ayer y de hoy…y esa idea (salvando las distancias) fue como dar con la fórmula de la Coca-Cola», recuerda.

bandina los gascones

Los Gascones en plena actuación.

El caso es que, a raíz de aquella iniciativa, el fenómeno Bandina comenzó a crecer y “ponerse de moda” de nuevo. Y que aunque su fórmula sea la misma que se utilizaba allá como hace cien años, no está caduca ni necesita más adornos ni modernidades: cuatro músicos (o cinco, o tres…), instrumentos sin enchufes, nada de altavoces (ni de autotunes) ni tampoco escenario; pero, eso sí, muy buen humor, bailes, complicidad, apertura, cercanía, sencillez… una bandina tiene que estar mezclada entre la gente; una bandina conecta, se funde con la fiesta, consigue que todos (grandes, pequeños, jóvenes y viejos) canten, bailen y participen del show. Así es como consiguen dejar su honda huella.

Bandina Los Muiles.

«En nuestro segundo año como formación llegamos a realizar más de 150 actuaciones. No sólo en Asturias, también fuera, tanto en festivales, fiestas, celebraciones privadas…eso fue una señal bien clara de que la fórmula funcionaba y, además, era exportable; fue un gusto comprobar que algo tan sencillo como una propuesta divertida, con música a pie de calle tenía una estupenda acogida. Que con algo tan universal como el son de fiesta se podía difundir, además, tradición musical asturiana», sigue contando Guillo.

 «Claro, una orquesta o un grupo musical suele tener un repertorio cerrado, coreografías, espectáculo de luces, altavoces, efectos especiales… Una bandina va con instrumentos al aire, está con la gente y tiene la capacidad de adaptar su repertorio al público…es algo mucho más sencillo y hecho con menos cosas. Es un ‘menos es más’. Algo diferente que une», explica Indalecio.

Y es que en realidad, ahí está la clave: en el siempre mágico y efectivo ‘menos es más’. Por eso, bien podría decirse que una bandina es como una comida de abuela: algo muy rico, con un sabor inigualable, hecho con cosas sencillas, de las de siempre, de las de casa…algo cercano y agradable que genera buena sensación. Algo que, aunque sea mucho más humilde, no cambias por un plato de restaurante con premio. Algo que, con muy poco, nutre profundamente.

Pero, además, una bandina lega cultura. De nuevo, igual que una abuela que te invita a comer y te habla de la huerta, de respeto, de recetas, de tu historia…una bandina te invita a bailar y cantar mientras te habla de tradición, de música, de Historia, de vecindad, instrumentos, emoción, memoria, sencillez y cantares.

Al final, sobre todo, una Bandina habla de Asturias. Que -igual que pasa también con las abuelas- tiene mucho que contar, mucho que la hace especial cosido de cosas pequeñas. Por eso el ‘fenómeno Bandina’ no sólo debe mirarse como un complemento perfecto a una fiesta, sino que debe ser cuidado (y escuchado) como algo esencial, alegre y lleno de lecciones; como una joya más de esa corona que es la cultura asturiana.

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