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Se llamaba Regina.

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Había nacido en 1898, en una pequeña aldea de Luarca: Valtravieso.

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A los 9 años, un accidente le cercenó los dos brazos.

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Esta es su increíble historia.

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'La Asturianita': la vida de una mujer fascinante hecha novela

Tiempo de lectura: 7 minutos

Hay historias que parecen no caber en papel: tan singulares, tan potentes y sorprendentes, que ni todas las palabras de un idioma parecen ser suficientes para contarlas. Historias que se pegan a la piel y ya nunca más te sueltan.

Hay historias que atrapan, que atraviesan, que hacen que –al escucharlas por vez primera– te baile el corazón, te explote la cabeza, te bullan las ideas… Hay historias tan importantes que al asomarnos a ellas generan vértigo, y hasta cierta rabia; historias de vida que son ejemplo e inspiración; historias con las que la memoria tiene una deuda.

Hay historias que tienen algo de todo esto y luego está la que sigue, la de la Asturianita, que acumula todas estas características y muchas más. Una historia con mayúsculas que ha permanecido largo tiempo silenciada, aletargada, dormida… Hasta ahora, que Pilar Sánchez Vicente (auspiciada por Rodrigo Cuevas) la ha convertido en novela.

Pilar Sánchez Vicente, autora de ‘La Asturianita’. | Cedida por Pilar Sánchez Vicente

«La historia de Regina Sánchez Valdés, conocida como la Asturianita, es fascinante, compleja, llena de ramificaciones… poliédrica. En su caso, la realidad supera cualquier ficción. Hay de todo: superación, feminismo feroz, maternidad, drama, arte, masonería, guerra civil, filantropía, anécdotas increíbles… Todos los tipos de mujer libre viven en ella», resume Pilar Sánchez Vicente.

Poliédrica. Esa es la palabra. Regina fue una mujer rompedora, capaz de desbordar cualquier etiqueta. Libre, resuelta, adelantada a su tiempo. Vivió solo 44 años –los últimos, encerrada–, pero su vida fue inmensa, forjada con coraje. Una mujer sin brazos que (casi seguro) de haber nacido hombre, estaría en los libros de historia.

«Regina llegó a mí a través de Rodrigo Cuevas», cuenta Pilar. «Luis Alberto Fernández se la descubrió a él, y quedó impactado. Me dijo que había que contarla. Nos pusimos a investigar como detectives», cuenta Pilar Sánchez Vicente.

Las primeras pesquisas, llamadas y contactos empezaron en plena pandemia. «Pusimos mucha ilusión, buscando y rebuscando», recuerda. Tras las entrevistas y documentos, tocaba armar el puzle y escribir: una tarea que a Pilar le llevó tres años enteros.

«La realidad supera cualquier ficción. Hay de todo: superación, feminismo feroz, maternidad, drama, arte, masonería, guerra civil, filantropía, anécdotas increíbles… Todos los tipos de mujer libre viven en ella»

En total, casi cinco años prospectando la vida de la Asturianita. Un viaje lleno de emoción y descubrimientos. Un recorrido que marcó a Pilar y a Rodrigo, que los removió por dentro:

«¿Cómo puede ser que tengamos personas tan fascinantes… y tan olvidadas?

¿Cómo podemos querernos tan poco, ser tan desmemoriados?

¿Cómo vamos a construir nuestra historia si quienes forjaron nuestra identidad siguen en cajones… o en cunetas?

¿De qué sirven las hazañas si solo pasas a la historia si eres un heterohéroe de la vida?», se pregunta Rodrigo Cuevas, autor del prólogo de este necesario libro sobre la Asturianita, editado por Orpheus, Ediciones Clandestinas.

La Asturianita llegó a tocar instrumentos musicales con los pies. | Foto cedida de ‘La Asturianita’

La vida de la Asturianita, de novela

Pilar Sánchez Vicente reconoce que lo más difícil fue dar estructura a una historia tan increíble. El guion ya estaba escrito: la vida de Regina era puro material de novela.

Tan extraordinaria que, si fuera inventada, sería tachada de inverosímil.

Pero sucedió.

Regina Sánchez Valdés nació en 1898, en Valtravieso, una aldea de Luarca. El día que cumplió 9 años, un accidente en el aserradero de su padre le arrancó los dos brazos.

Sobrevivir ya fue una hazaña.

Recuperada –manca desde los hombros–, pudo estudiar gracias al apoyo de un indiano de la zona. A los 15 años terminó su formación con un sueño claro: ser maestra.

Pero… ¿cómo iba a ser maestra una mujer sin brazos?

«Menuda carga», murmuraban. «¿Qué va a ser de ella?».

Pero Regina no se resignó. Un titiritero la inspiró. Comenzó a entrenar, día tras día, usando los pies y la boca como manos.

Aprendió a escribir. A bordar. A cocinar. A disparar un arma. A tocar instrumentos. A conducir…

Regina Sánchez Valdés nació en 1898, en Valtravieso, una aldea de Luarca. El día que cumplió 9 años, un accidente en el aserradero de su padre le arrancó los dos brazos

En el año 1918 debutó como artista de variedades en el teatro Jovellanos: ella misma se puso el apodo de «la Asturianita», añadiendo a su nombre artístico un subtítulo contundente: «Ni tiene brazos ni los necesita».

A partir de eso, su vida se acelera: desde Gijón, con un espectáculo elegante y lleno de ingenio, recorrió escenarios de más de 42 países, hizo viajes transatlánticos, aprendió cinco idiomas y cosechó popularidad…  

También se enamoró, se casó, tuvo dos hijos, se separó… Y fue cabeza de familia durante unos prósperos y felices años en los que no dejó de trabajar ni de conocer el mundo, así como de acumular anécdotas y vivencias alucinantes: se dice que conoció al presidente Roosevelt. Que llegó conduciendo al encuentro. Que cuando él le tendió una mano para saludarla, ella le ofreció un pie…

Regina Sánchez Valdés. | Foto cedida de ‘La Asturianita’

Todo empezó a darse la vuelta en 1936, cuando anunció un nuevo proyecto para montar una escuela. La financiaría haciendo giras, para que todos los niños con talento, pero sin recursos, pudieran estudiar en ella. 

«Con ese proyecto en la mente, y un contrato de actuaciones en el teatro de la Zarzuela, se fue a Madrid. Y entonces, estalló la guerra. En marzo de 1937 fue encarcelada, acusada de espiar para los franquistas. No salió de allí hasta 1939, que fue encarcelada de nuevo, esta vez por el bando contrario», va narrando Pilar, agregando detalles curiosos y sorprendentes que es mejor guardarse, para no destripar el libro, para no restar emoción a todos los que quieran conocerla.

El caso es que de ser artista, famosa, independiente y libre, la Asturianita pasó a ser prisionera, encerrada entre rejas durante años debido a casualidades, giros retorcidos, falacias… debido a la guerra y a algo de ese carácter tan libre y contestatario que no era capaz de guardarse. En su encierro, compartió prisión con Las 13 Rosas y sufrió mil calvarios. Allí escribió un diario: uno que en la novela de Pilar Sánchez Vicente, ‘La Asturianita’, tiene peso importante. 

«Se fue a Madrid. Y entonces, estalló la guerra. En marzo de 1937 fue encarcelada, acusada de espiar para los franquistas. No salió de allí hasta 1939, que fue encarcelada de nuevo, esta vez por el bando contrario»

«De la cárcel la llevaron a un psiquiátrico, acusándola de estar loca, y murió encerrada allí, en circunstancias extrañas. Sus pertenencias las recabaron los franquistas. Si hemos podido reconstruir esta historia ha sido gracias a otros escritos y cuadernos, a correspondencia, a los recuerdos ya bañados de niebla que hay entre sus descendientes, a folletos y fotografías…», explica Pilar, contando que construyó un mapa y las piezas encajaban. Luego, en los huecos, aplicó trazos de ficción. Y mezcló todo con narrativa e ingenio.

«Ella tuvo una vida de novela. Meterme en su piel ha sido tremendamente emocionante; un gran aprendizaje. Trasmitir su legado, su increíble historia, es una deuda. Porque Regina no sólo fue una manca de pueblo que decidió ser artista: ella fue todo lo que se podía ser y mucho más que eso. Fue libre y maravillosa. Resiliente, resistente, valiente. Merece que su nombre y su historia se reconozcan», sentencia Pilar.

«Que este libro sirva para hacer justicia sobre ella, que su tumba se llene de flores; que toda Asturias le rinda pleitesía. Que le escriban coplas, que le pongan calles, que los maestros cuenten su historia. Que los que dudaron de ella se avergüencen y que los que la encarcelaron e hicieron morir en el ostracismo se enfrenten a la ignominia».

Con estas contundentes palabras remata Rodrigo Cuevas el prólogo de ‘La Asturianita’, un libro de Pilar Sánchez Vicente que narra una historia necesaria, llena de aprendizaje, feminismo y lucha. 

Ya puede leerse. Eso sí, háganla correr de boca en boca: legados como el de Regina son de los que más importan. 

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