Llanes entrega sus premios de turismo 2025

Fueron galardonados el Hotel Migal, Jesús Batalla, Ramón Sordo Sotres y, con carácter
póstumo, Vanesa García González. Recibieron además accésits Jaime Llano Díaz y José Antonio Anca Gómez

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Foto de familia de los galardonados. | Ayuntamiento de Llanes

En el salón del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) de Llanes se entregaron este miércoles los Premios de Turismo 2025. Como lo más importante de la jornada eran los premiados vamos con ellos.

A título póstumo, porque falleció el 21 de enero de 2024, a la edad de 43 años, fue reconocida Vanesa García González, hija de Joaquín y Carmela, esposa de Manuel Corao, madre de Llorián, de ocho años, y hermana de la tenaz Sandra. La familia estuvo arropada por un elevado número de amigos. A pesar de haber fallecido en el umbral de la madurez, Vanesa tuvo una vida muy intensa en los sectores de la hostelería, la fotografía y la televisión. Hasta regentó una tienda de telas, ella que apenas sabía coser, y situó su epicentro en el restaurante familiar ‘El Paso’, de Buelna.

Se premió la trayectoria laboral del Hotel Migal, ubicado desde hace 55 años en el pueblo de Cue, con espectaculares vistas al Cantábrico. El complejo fue fundado por Manuel Mijares y su esposa Milagrosa Galguera, creció de la mano del desarrollo turístico de Llanes y fue una escuela en el sector para los tres hijos del matrimonio: Mila, Guía y Manuel.

Por su entrega y amor incondicional a Llanes fue reconocido Jesús Batalla Díaz, de 91 años, una de las personas con la que tropieza a diario cualquier visitante que se mueva por la villa. Pasó Jesús por múltiples oficios relacionados con el mar y el incansable voluntariado. Acompañado por su esposa, Elena Llorente, hijos y nietos, Jesús recibió el pergamino y la medalla acreditativa mientras se le definía como guardián de las tradiciones llaniscas y ejemplo de vitalidad.

Un intelectual de la talla de Ramón Sordo Sotres, que pasa desapercibido por los más recónditos pueblos y majadas de Asturias, Burgos, León, Palencia y Cantabria, también fue reconocido. Ramón fue presentado como etnógrafo y divulgador de la cultura, la mitología, usos y costumbres y la gastronomía de los llaniscos. De sus investigaciones durante más de 40 años nació un diccionario que recoge más de 8.000 vocablos de la jabla llanisca.

José Antonio Anca Gómez ‘Toño Anca’, la voz de Llanes durante décadas, dijo lo siguiente al recoger su premio: «La cultura vende. La cultura nos define acerca de lo que somos y de lo que vamos a ser». Anca, el grito al aire para promocionar el municipio, trabajó en diferentes espacios de radio, en varias emisoras, durante décadas. Autodidacta, generoso y desinteresado es el principal recuperador de patrimonio documental de la villa y el centenar de localidades que forman el concejo. Además tuvo un espontáneo y merecido recuerdo para el fallecido concejal Tomás Antuña.

Jaime Llano Díaz se sorprendió de que el Ayuntamiento de Llanes reconociera a un riosellano de nacimiento y residencia, pero no es la primera vez que eso sucedía. Y si no me creen que le pregunten a Emilio Serrano. En Jaime se premia a un profesor de la Escuela de Hostelería de Llanes que lleva 33 años formando futuros profesionales de los fogones.

De amenizar los actos de encargó el ‘Cuarteto Concerto’, grupo del que forman parte Martín Martínez, Iván Alonso, Cristina Salgueiro y Miguel García, quienes pulsaron dos violines, una viola y un chelo. Presentó el acto la periodista llanisca María Ruisánchez Ardines. En su discurso, la concejal de Turismo Aurora Aguilar, realizó un repaso a las herramientas turísticas con las que cuenta Llanes, no se dejó en el tintero el inicio de las obras en el Cinemar y desentrañó los misterios del pasado, presente y futuro que tuvimos, tenemos y tendremos en el sector. Acudió Gimena Llamedo, vicepresidenta del Principado de Asturias, y cerró el acto el alcalde, Enrique Riestra Rozas, felicitando por vídeo a los premiados al encontrarse ausente «por motivos de agenda».

En el patio del IES se sirvió un suculento pincheo elaborado por los alumnos de la Escuela de Hostelería. La calidad de cada especialidad servida merece el calificativo de sobresaliente. Se comentó que estaba previsto servir 4.800 pinchos, pensando en 20 por cada uno de los 240 comensales allí congregados.

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