El Ayuntamiento entrega once galardones por las trayectorias vitales, culturales, sociales y de desarrollo profesional de Marina Llanes Rodríguez, Cristalina Galán Celorio ‘Tali’, Marta Elola, Aurelia Fernández Cueva, María José Huerdo, Edurne Llera Llamas, Zoe González Izquierdo, Ana Morán, Celina Rozada, Rosa María Amieva y Natasha Pinchuk
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En un acto multitudinario, el Ayuntamiento de Llanes celebró este viernes sus XXV Premios Mujer del Concejo de Llanes con once reconocimientos en atención a cuatro trayectorias diferentes: vital, cultural, social y de desarrollo profesional.
De la mejor manera posible voy a tratar de nombrar a cada una de las mujeres galardonadas y perfilar mínimos detalles de sus biografías, esfuerzos y conquistas. Venerables mujeres de El Mazucu, y a un paso de convertirse en centenarias, allí estaban Marina Llanes Rodríguez y Cristalina Galán Celorio ‘Tali’.
Marina, mazucana de 1931, desde su más tierna infancia ayudó a buscar rozu, pastorear en el monte y esmarañar praos sin dejar de acudir a la escuela. Bajaba en un burro la leche a La Huera y los martes y viernes acudía a los mercados de Llanes y Posada, respectivamente. Salía de noche y le amanecía por el camino. Al cumplir los seis años se presentó la Guerra Civil a la puerta de su casa y con la familia se escondió en una cueva. Sembró patatas, habas y maíz y todavía disfruta de una excelente memoria y relata numerosas anécdotas. Cuenta que cuando subía al monte llevaba la comida para toda la jornada y la terminaba antes de mediodía. Fue especialista en dimir y apañar castañas que guardaba en una cuerre para poder desayunar, comer y cenar en el otoño. Hilaba lana de las ovejas y confeccionaba prendas y hasta hace poco más de diez años oficiaba como mondonguera.
Cristalina ‘Tali’ nació en El Mazucu en 1934 y era la menor de seis hermanos. Al manifestar habilidades para sostener un palu se fue a cuidar ovejas, pero acudió a la escuela pública del pueblo hasta cumplir catorce años. A la edad de cuatro años la sorprendió la Guerra Civil. Su primer recuerdo es el de haber perdido un vestido de color naranja que desapareció por el hundimiento de una cabaña sobre la que cayó una bomba. Se casó a los veinte años con su vecino Juan Zapatero, el mejor fabricante de praderas de la comarca. Juan emigró a Suiza y Alemania y ‘Tali’ permaneció cuidando el ganado. Ayudó a unas cuantas vecinas en el momento del parto, en los alumbramientos sencillos porque si la situación se complicaba había que avisar al medico que vivía lejos y debería llegar por una carretera en lamentable estado. En El Mazucu sigue Cristalina, activa y madrugadora para atizar la cocina y preparar la comida.
Con la brevedad que sea posible voy a ocuparme ahora del resto de premiadas. Marta Elola Molleda, que pronunció un emotivo discurso y obsequió con una canción, a decir de sus alumnos de clase de pandereta que presentaron la candidatura, «toca, canta y cuenta para que comprendamos que los ramos, las nanas, las danzas, el pericote y las jotas son mucho más que un sonido, una voz, un baile». Llanisca de Pría, Marta es divulgadora de nuestro folclore y comparte con las alumnos sus conocimientos musicales y el amor por el territorio. Aurelia Fernández Cueva inició su trayectoria laboral en Llanes como profesora de Música en el colegio Divina Pastora para ocuparse más tarde de las aulas de Solfeo y Piano en la Escuela Municipal de Música, desde 1988 hasta su jubilación en 2023.
María José Huerdo Amieva, excelente y galardonada fotógrafa, vive en Llanes y es propietaria de un negocio en el barrio de La Calzada en el que arregla zapatos, un oficio que en la villa parecía condenado a desaparecer. Dio alas a la empresa creando una línea de cinturones y bolsos a gusto del consumidor. Edurne Llera Llamas, hija de madre cántabra y de padre llanisco, de Vidiago, es una eficiente profesional en empresas relacionadas con la Electricidad tras haber estudiado sistemas electrónicos y automatizados. Zoe González Izquierdo es Física con un currículum impresionante, deslumbrante. Fruto de su trayectoria, capacidad y experiencia llegó al centro de investigación AMES de la NASA, en Silicon Valley. Allí continúa en el laboratorio de Ingeniería Artificial Cuántica en USRA y NASA. En ausencia de Zoe fue su madre, Ana Izquierdo, la encargada de recibir la distinción.
Ana Morán López, catequista de la parroquia de Posada durante decenas de años y voluntaria en el colegio Don Orione, dedicó su vida al mundo de la Educación, habiendo llegado al concejo de Llanes en 1974 como maestra de Niembro. Por espacio de seis años, en Comisión de Servicios, enseñó Lengua y Cultura en Suiza. A Celina Rozada Pontigo, llanisca de Turanzas, hija de Carmen ‘La panadera’, se la reconoce como una trabajadora incansable y siempre dispuesta a realizar un esfuerzo adicional. Compaginó las labores propias de la casa con la ganadería, actividad en la que se encuentra inmersa en los últimos 30 años. Al fallecer su hermana tuvo que arrimar el hombro para sacar adelante a cinco sobrinos. Rosa María Amieva Rodríguez, llanisca de Lledías, es una apasionada lectora que se casó a los dieciséis años. Se dedicó a labores agrícolas y vio realizado el sueño de un futuro mejor para sus hijos: Sus cuatro hijas acudieron a la Universidad y los dos varones cursaron estudios de Formación Profesional. Natasha Pinchuk, refugiada ucraniana que llegó a España hace tres años, acompañada por tres hijos de 2, 4 y 10 años. Entre otros detalles se la galardonó por su ejemplo de adaptación social.




