«Lo chulo de ser un artista independiente es que puedes experimentar y escribir sobre lo que quieras de la forma que quieras»

Mardom | Músico

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«Tengo la fuerza, es mi momento» canta en una de las canciones de su primer disco Mardom. Y ciertamente es su momento. Ese álbum, ‘Mardom’, publicado este 21 de noviembre, es el resultado de cuatro años de trabajo de un joven asturiano, un artista emergente convencido de que para resistir en la música se requiere de una fórmula: «90 constancia, 10 talento». O eso canta porque talento tiene y no solo en la música. Nacho García (Gijón, 1998), Mardom artísticamente, estudió medicina en la Universidad de Oviedo y desde el pasado año es médico residente en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid).

Médico y músico a partes iguales, tal y como él se considera, su álbum debut cuenta el paso de la adolescencia a la edad adulta y suena a soul, a funk, a jazz; géneros que mezcla con el indie español.

-¿Cuántas veces te han dicho ‘no’ antes de llegar a publicar este disco? 

-En la música es más habitual el ‘no’ que el sí. Es una cosa con la que lidiar y creo que está reflejado en el disco. Hay que superar los ‘no’, hacer ese ejercicio de resiliencia, seguir haciendo lo que quieres pese a las negativas hasta que finalmente llega algo positivo. 

-Fueron cuatro años de trabajo. «Trabajo artesanal», lo defines. 

-Empecé este disco estando de Erasmus en 2020. He tenido que aprender a tocar el piano y el bajo para poder hacer este álbum. Muchas horas, cientos de horas sentado en casa escribiendo con una libreta y un boli y cientos de horas aprendiendo a producir.  Empecé sin saber ni siquiera cómo funcionaban las aplicaciones de producción en el ordenador y ahora me manejo creo que con bastante soltura. 
Ha sido no solo el proceso de hacer el disco, sino el proceso de convertirme en músico. Este disco me ha ayudado a escribir una canción a un nivel más detallado, producir canciones, hacer arreglos, contactar para los conciertos, contactar discográficas… Todo el proceso de este disco me ha hecho el músico que soy hoy. 

-Con este disco te has convertido en músico, pero tiene también algo del paso de adolescente a adulto. 

-Sí, no sé si adulto es la palabra, o joven adulto. No lo tengo muy claro. Tengo 26 años, tampoco tengo tantos. Pero sí, imagínate. Empecé este disco, a escribir de verdad, con 22. Habla mucho de la nostalgia y sobre todo del proceso de cambio. Es un periodo vital en el que hay cambios constantes: me he mudado de ciudad, me he independizado… Es una época vital muy rica y creo que eso también ha enriquecido el disco. 

Nacho García es Mardom artísticamente. | Mun Blas

-¿A qué suena este disco? 

-Pues creo que el disco suena a la música que he estado escuchando estos cuatro años. Hemos intentado incorporar elementos sobre todo de la música negra, de la música soul, que son unos géneros que amo profundamente y respeto tanto sus orígenes como a los artistas que lo hacen ahora. 
Son unos géneros que te permiten transmitir muchísimo, muy grupales, muy de comunidad. Suena un poco a eso junto con elementos del indie español, del pop español… 

-Escribes todas las canciones del álbum. «Compuesto todo desde el corazón», cantas en una de ellas. 

-Sí, todas las canciones las he escrito yo. Y las he producido con Diego Ena, que es un artistazo, uno de los mejores teclistas y pianistas de jazz de Asturias; y con Ali Nasir, que es un productor italiano, amigo de hace muchos años. 
Lo chulo de ser un artista independiente es que puedes experimentar lo que quieras y puedes escribir sobre lo que quieras de la forma que quieras. No tienes que rendirle cuentas a nadie ni preocuparte por cuestiones económicas o por cuestiones empresariales. 
He escrito todo lo que me venía, lo que yo consideraba importante, lo que quería transmitir o lo que quería dejar plasmado. Entonces sí, está escrito cien por cien desde el corazón. 

«He escrito todo lo que me venía, lo que yo consideraba importante, lo que quería transmitir. Está escrito cien por cien desde el corazón» 

-Tienes vocalmente algunas colaboraciones muy interesantes. 

-Sí, Alba Barcia, por ejemplo, es la corista principal y habitual del grupo, de los directos. Queríamos hacer una canción y plasmarla en el disco, el pedazo de voz que tiene, el talento que tiene con ‘Hoy toca celebrar’. Es una canción que ella siempre ha cantado su parte en el directo, antes incluso que grabarla. Tenía que estar.  
Luego otras colaboraciones, pues JotaDeJota, que dentro del mundo del hip-hop y dentro del mundo del rap es una de las personas mejor valoradas. Es un amor de persona y es un clásico dentro de los djs asturianos. Entonces que pudiera meter partes suyas dentro de ‘Soul happy’ ha enriquecido mucho la canción. 
Y, por ejemplo, ‘Sabes bien dónde estoy’, con Andypunto, que es mi primo. Es con quien empecé desde que tenía seis años a aporrear las guitarras y a cantar en el pueblo, en Deva. Esa canción la produje con él en la pandemia, es en parte suya. 
La verdad es que tengo mucha suerte porque me he rodeado en este disco de gente con un talento increíble. 

-El título del disco es Mardom. Mardom a secas como tu nombre artístico, que es un homenaje a tu madre.  

-Sí, mi madre se apellida Mardomingo, que es un apellido muy, muy, muy raro en España. Mi madre es de Madrid. Y es un apellido que viene de un pueblito de Segovia. De hecho, viviendo en Madrid, una compañera del hospital se apellida igual y es de ese pueblo exactamente.   
Era una manera de rendir homenaje a esa línea familiar. Y el disco nos parecía coherente llamarlo como el propio proyecto, porque si estos cuatro años me han conformado como artista, lo lógico es que este disco se llame como yo.  

«Como estamos hablando de este periodo de cambio de la adolescencia a la juventud, si nos ponemos un poco frikis, también hay cambios neurológicos»

-¿Nos diseccionas el diseño de la portada y esa imagen del interior de tu cabeza?

-Es un diseño que está hecho por Moncho, que es artista gráfico. Toda la gente que ha participado en el disco es una pasada. Con Moncho hemos hecho un proceso también de año y pico, dos años, rompiéndonos la cabeza, nunca mejor dicho. Y pues nada, la cabeza representa las ocho canciones, con cada personaje dentro . 
Como estamos hablando de este periodo de cambio de la adolescencia a la juventud, si nos ponemos un poco frikis, también hay cambios neurológicos. Cada personaje representa también diferentes aristas, diferentes caras de ese proceso de, no sé si llamarlo madurez, pero de cambio. Es una especie de ‘Inside out’, ese cambio no solamente está intrínseco a las canciones, sino dentro de la propia cabeza de la gente. 

Portada del primer álbum de Mardom. | Moncho

-¿Habrá gira para presentar el disco en directo? 

Sí, estamos intentando organizar una girilla autogestionada. Este sábado estuvimos en Valencia, junto con Blanca Fernández, que es una poeta alicantina increíble, para tocar en un concierto benéfico para los afectados por la dana. Luego vamos a tocar en Gijón, que tengo muchas ganas de estrenar el disco en casa, el 21 de diciembre en la sala Tizón. El sábado 25 de enero tocamos en Madrid, en la sala Intruso. Y luego estamos mirando para el 2025 hacer Zamora, Galicia… En fechas que todavía estamos pendientes de buscar. 

«Un directo con saxofón, batería, corista, teclista, es muy vistoso. Suena todo muy bien, está todo muy medido y creo que aporta mucho»

-¿Qué te da el directo como músico? 

-Este tipo de canciones, inspiradas tanto en la música negra, que es una música muy intrínseca a la comunidad y a lo grupal, brillan mucho más en el directo. Pese a que están escritas en casa, producidas en casa y hay mucho cuidado en que todo suene perfecto en el estudio, son canciones pensadas para ser tocadas en directo.  
El feedback que hemos tenido de la gira anterior de toda la gente que ha venido a los conciertos es que les encanta el directo. Un directo con saxofón, batería, corista, teclista, es muy vistoso. Suena todo muy bien, está todo muy medido y creo que aporta mucho. 

-¿Hacemos un viaje al pasado? 

-Vale. 

-Vamos al momento en el que una guitarra cae por primera vez en tus manos. 

-Debía de tener 7 u 8 años. Los primeros recuerdos que tengo haciendo algo relacionado con la música son en Deva, en casa de mis abuelos tocando con Andrés García, haciendo canciones de broma. Recuerdo también estar cantando en el coche con mis padres en viajes largos canciones de Fito, de Estopa, de Juanes… Desde muy pequeño he estado muy expuesto a mucha música y muy variada. Ahí empezó el interés. Luego aprendí a tocar la guitarra un poco más en serio. Nunca fui al conservatorio, pero sí a clases. A clases de canto también. No he tenido una formación especialmente reglada, pero es verdad que he tenido mucho interés estudiando por mi cuenta. 
En el instituto ya, con el propio Andrés, que me ha acompañado durante todo este camino, y junto con  más amigos, empezamos con 14 años nuestras primeras bandas de música, tocando en bares en Gijón. Fuimos ganando no sé si tablas o inconsciencia.  

«Tengo mucha suerte a nivel musical porque siempre he estado rodeado de gente muy, muy, muy buena»

-Llega 2020. Plena pandemia y te pilla de Erasmus. Un erasmus y un cover de Ed Sheeran que fue un punto de inflexión. Cuéntanos esa historia. 

-Nos montamos un grupete que se llama Don’t Ask, con José García, que es otro asturiano que estaba conmigo de Erasmus, y con violinistas que eran de Polonia. 
Hicimos un par de conciertos por Croacia justo antes de la pandemia. Para tener el recuerdo grabamos esa cover de Ed Sheeran, que es una de las canciones de ‘El Hobbit’, que se llama ‘I see fire’. Y justo después de grabarla empezó el covid.  
Nos decidimos quedar en Croacia y aprovechando el confinamiento no solo empecé la producción del disco y demás, sino que sacamos la canción. Creo que era una cover bastante apañada y tuvo muy buena acogida. Tengo mucha suerte a nivel musical porque siempre he estado rodeado de gente muy, muy, muy buena. Y bueno, fue un momento muy clave, ver que grabar en un estudio también te aporta experiencia. 

-Otra curiosidad. ¿Qué fue Mardom sessions? 

-Pues Mardon sessions fue una idea que tuvimos justo a la vuelta del Erasmus. Como con la pandemia no se podían hacer conciertos y teniendo en cuenta que yo vengo de tocar versiones en bares desde muy pequeño, pues quisimos hacer una especie de sesiones grabadas lo mejor que pudimos, con cámaras más o menos decentes, iluminación y tal. Grabar covers que habíamos tocado en esos bares con el propósito de intentar animar, aportar un poco de música en toda esa situación. La verdad es que tengo ganas de retomarlo. 

-Ha cerrado el Savoy en Gijón, va a cerrar La Salvaje en Oviedo…¿Faltan salas de conciertos en Asturias? 

-Asturias está en una situación un poquito compleja. Creo que es un sitio donde hay muchísimo talento, hay artistas increíbles. La escena emergente española está plagada de artistas asturianos y lo ha estado siempre, en todas las épocas siempre ha habido artistas asturianos despuntando, ya sea Ilegales, ya sea Los Locos, ya sea Rodrigo Cuevas ahora, ya sea gente más emergente, como puede ser Fernando Romero. Pero es verdad que a nivel de salas, sumado a la evidente gentrificación que está habiendo en la región, sobre todo en las zonas costeras, tengo la sensación de que el centro de las ciudades es para el turista. Fue El Patio de la Favorita hace unos años, ya es oficialmente La Salvaje, ya es oficialmente el Savoy…Estamos viéndonos desprovistos de sitios que han sido no solo emblemáticos, sino que han sido la puerta de entrada de mucha gente para empezar a hacer música. En el Savoy, vamos, de los primeros conciertos que he dado con 15 años ha sido allí, sin ese sitio en el que poder mostrarnos con una calidad sonora decente y un público habitual, pues hubiera sido muy difícil. La Salvaje, a día de hoy, para mí, es una sala insigne. Es una sala en la que he tocado dos o tres veces, con una calidad de sonido de las mejores del país, con un trato excelente y es un sitio de culto a nivel asturiano. Verse desprovisto de todo esto hace que el salto de tocar en un bar a tocar, por ejemplo, en la sala Acapulco, pues sea, en mi opinión, insalvable. Puede repercutir en el desarrollo de los artistas que están por venir. Es preocupante a nivel social y a nivel, lógicamente, artístico. 

«Estamos viéndonos desprovistos de sitios que han sido no solo emblemáticos, sino que han sido la puerta de entrada de mucha gente para empezar a hacer música»

-¿A qué escenario volverías? No vale el Molinón, donde tocaste ya en una ocasión. 

-(Risas) Sí, toqué en el Molinón, eso fue una ida de olla, estuvo muy bien.  
Por lo mismo que estamos hablando, a mí me gustaría volver o al Patio de la Favorita o a La Salvaje. Un poco por nostalgia, un poco por sentimiento. Diría esos dos. 

-¿Y llenando el Molinón te ves en el futuro? ¿O no aspiras a eso?  

-Sinceramente aspiro a hacer las mejores canciones posibles y si esas canciones resuenan entre la gente y se dan los factores, que no sé cuáles son, si son suerte, marketing o lo que sea, y hace que llenemos el Molinón, pues a mí me haría más que feliz. Creo que las canciones que hacemos a día de hoy son canciones que están muy cuidadas, que intentan decir lo que tienen que decir. Estoy rodeado de los mejores músicos que pude haber soñado y el directo funciona independientemente del escenario .  
Aspiro a hacer la mejor música posible. Y si eso lo consigo, pues el resto supongo que vendrá y, si no, pues es lo que hay. 

-¿Qué les dices a quienes opinen que la música es una aventura y que es mejor centrarse en lo seguro, en ser médico? 

-He tenido muchos comentarios, la verdad. Diría que no soy yo si no hago las dos cosas. Lógicamente hay periodos de mi vida en los que me he centrado más en la música y periodos de mi vida en los que me centro más en la medicina. Ahora mismo estoy como 50-50 y estoy muy contento con eso. 
Creo que la medicina y la música se compensan muy bien. No es sencillo compaginar ambas porque la residencia es un periodo vital que requiere muchísima energía, muchísimo tiempo de estudio, de estar en el hospital. Es un periodo muy intenso. Y es verdad que eso a veces dificulta tener tiempo. Me gustaría tener muchas más horas. Pero el tener pocas me obliga a ser más eficiente.  
Ambas me aportan mucho y soy la mezcla de las dos, no soy una cosa u otra. 

«Creo que la medicina y la música se compensan muy bien. Ambas me aportan mucho y soy la mezcla de las dos, no soy una cosa u otra» 

-También has rodado cortos, uno en Piloña y de premio. ¿Cómo fue la experiencia? 

-Grabamos ‘Asíncronos’, que es un guion que hice con Lucía López. Y lo grabamos con una productora pequeña que se llama Zeta Cero. Ha ganado varios premios, el premio público en el Festival  Corto Quijón, estuvo nominada en Barciff, en un par de festivales internacionales… 
Es un corto que tuve el placer de dirigir y que cuenta la historia de una pareja que vive fuera, la nostalgia ahora que se encuentran de vuelta. Creo que toca temas adyacentes al disco. 
Para mí el audiovisual es una cosa muy interesante, complementa muy bien la música, añade capas, diferentes texturas al proyecto. En los videoclips del propio disco he dirigido un par de ellos también, ‘Mis noches’ y ‘Enero’. 
Le doy mucha importancia, no sólo porque los artistas que más me inspiran también dan una importancia cinematográfica muy grande a sus videoclips, sino porque creo que si quiero hacer un proyecto cuidado, serio y quiero llegar a los sitios a los que quiero llegar a nivel artístico, eso pasaba por hacer videoclips lo más cinematográficos posible.   
Tanto con Moncho, que hizo un videoclip animado, como con Nuria Vizcaíno Cobos, que hizo dos videoclips, el de ‘Ayaiayé’ y el de ‘Soul happy’, hemos conseguido el mismo resultado: dan una subcapa y una textura extra que aporta mucho a nivel artístico. 

-¿Cuánto echas de menos Asturias? 

-Mucho, mucho, mucho, mucho. Cada x tiempo en Madrid, que es una ciudad que te aporta mucho, pero que también te quita mucho; tengo que ir a Asturias a oxigenar para volver a sentirme yo. Cuando piso Gijón me siento mucho más en paz y en calma. Somos muy privilegiados de tener lo que tenemos y deberíamos pelear por mantenerlo.  

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