El recién estrenado título, de ámbito mundial, reconoce la cultura articulada en torno a una bebida indisociable de la tierra que la proporciona y de la sociedad que la disfruta y la cuida
Tiempo de lectura: 2 minutosTras una década de trabajo, la cultura sidrera asturiana es ya Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Este miércoles, durante la decimonovena sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, celebrada esta semana en Asunción (Paraguay), tuvo lugar la defensa de la candidatura asturiana y se conoció el veredicto positivo.
Además de la candidatura de la sidra asturiana, el Comité evaluó otras 57 iniciativas, entre ellas dos más presentadas por España en colaboración con otros países: el repique manual de campanas (con Italia) y el arte de la construcción con piedra seca (con Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Eslovenia, Suiza, Andorra, Austria, Bélgica, Irlanda y Luxemburgo).
¿Por qué ha sido declarada la cultura sidrera Patrimonio Cultural Inmaterial? Entre los argumentos figura el tratarse de «uno de los principales iconos de Asturias» y ser «una manifestación que comprende prácticas sociales, rituales y eventos festivos, así como tradiciones orales, paisajes culturales y oficios tradicionales».
Es además «plural». El propio expediente destaca cómo «está formada por el conjunto de individuos y colectivos que participan en el proceso de plantación de manzanos, elaboración de la sidra, distribución y consumo, así como por aquellos que forman parte de las prácticas culturales, conocimientos tradicionales, saber hacer, ritos y eventos culturales que se transmiten de generación en generación».
Más allá de la nueva dimensión mundial que ahora obtiene, lo indiscutible es el papel protagonista que la sidra ha tenido siempre en Asturias. Está presente en fiestas populares, en celebraciones más íntimas, en espichas, en chigres… En la tierra que la proporciona y en la sociedad que la disfruta y la cuida.