Los vecinos de la localidad llanisca no olvidan que desde hace 137 años cuentan con elemtentos que eran un lujo en aquel entonces, como una fuente con dos caños
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Los vecinos de Cue que nacieron o viven en el barrio de Arriba no olvidan que desde hace 137 años cuentan con ‘modernidades’ que eran un lujo en aquel entonces: una fuente con dos caños por los que surge agua pura y cristalina, un lavadero cubierto, un abrevadero para el ganado, una escuela para niñas y una casa para pobres de solemnidad.
Esas infraestructuras fueron costeadas en 1888 a expensas del indiano mexicano Alonso Noriega Mijares, natural del pueblo y por tanto corito. Cada 30 de mayo los del barrio de Arriba celebran la fiesta de San Fernando y los actos principales se organizan en torno al agua. Enraman la fuente con ramos y coronas de claveles rojos y paniculata, promueven un desfile folclórico desde el retorcido castaño bicentenario de La Bolera, cantan coplas alusivas en el venero, participan en una danza prima y se reúnen, finalmente, en torno a una parrillada de productos cárnicos.
Este pasado viernes comenzaron con una misa para la que utilizaron como improvisado altar las piedras de caliza roja de la parte superior de la fuente. De la iglesia parroquial de San Román llegó la imagen de San Fernando, que lleva la espada en una mano y la esfera del Mundo en la otra. Tras solazarse durante casi una hora, formaron un desfile folclórico en el que mujeres y niñas iban cubiertas y favorecidas con el clásico mantón de Manila.
Dos niñas portaban una corona de claveles, Mateo Bello tocaba el tambor y las damas cantaban y tañían la pandereta. En el espacio libre entre la fuente y el lavadero entonaron las coplas tradicionales a la ocasión y regresaron a La Bolera, entrelazando sus brazos en una danza prima guiada por Juan Antonio Galán y el resto eran mujeres.
Al caer la noche, Nicolás Galguera y Nacho Quintana avisaron de que la parrillada estaba dispuesta y el elevado número de comensales que allí había se metieron entre pecho y espalda ochenta kilos de costillas, veinte de criollos, quince de pollo y cinco de lomo. Se vendieron un centenar de camisetas alusivas al día festivo, a quince euros cada una. Y se dispararon docenas de cohetes.
El agua siempre está presente en los actos simbólicos por San Fernando a pesar de que las fuentes públicas ya perdieron el valor de antaño, porque hoy llega a todas las casas y sale por un grifo. Pero, no hace muchos años hasta allí acudían los vecinos para llenar varios calderos a diario de un elemento que era vital.





