¿Qué tienen en común…
… un fotoperiodista de conflictos bélicos, una banda de instrumentos tradicionales, un mercáu en una plaza, una castaña, una avellana y la angula?
Y todo ello, ¿qué tiene en común con una mastín llamada Bella, dos octogenarios de Piloña, una gaitera y una casa de pueblo abandonada?
Pues aunque, a priori, parezca que nada (o que poca cosa), sí que tienen algo en común: todos ellos han sido protagonistas de nuestras historias de 2024.
Y, además, todo(s) ello(s) forma parte de una esencia muy de Asturias; muy de esa otra Asturias que nadie narra y que nosotros sí queremos contarte.
Según la tradición, al concluir el año hay que tomarse un momento de reflexión para hacer balance de lo acontecido, quedándose con lo bueno y soltando todo aquello que pesa al tiempo que se dibujan los nuevos propósitos, las intenciones para el nuevo tiempo que llega.
En EL 21 -de alguna manera- estamos aún recién nacidos: fue por el mes de junio cuando nos decidimos a salir al mundo y llevamos tan solo seis meses de trayectoria, pero no queremos dejar pasar la oportunidad de recapitular aventura, aprovechando para hacer balance y -de paso- cargarnos de ilusión y buenos deseos para que 2025 sea un nuevo año lleno de buenas noticias que contar.
Nuestra única intención durante este tiempo y para el que viene es la de trabajar comunicando en (y desde) la zona rural, narrando y mostrando esas pequeñas cosas, esas pequeñas historias, que acontecen más allá de las ciudades asturianas y los núcleos más poblados, demostrando que existe otra Asturias que también debe ser contada.
Nuestro principal deseo para el nuevo año es seguir compartiendo en este medio esas pequeñas grandes historias que hacen enorme a Asturias. Historias que no aparecen en los grandes medios regionales y estatales pero que son -sin duda- una parte importantísima de ese sustrato nutritivo que hace tan especial a la tierra asturiana.
Historias como estas, que inmortalizamos y escribimos durante 2024 y que siempre serán -pase lo que pase- las raíces de este sueño con forma de revista digital al que llamamos El 21 Asturias.
Recién estrenado el verano de 2024 nuestra primera entrevista fue al fotoperiodista Manu Brabo. Nos recibió en su casa, junto a su preciosa pastora Lea, y reflexionó con nosotros acerca de muchos temas, sin pelos en la lengua y con esa sabiduría sin filtros que sólo otorga el haber visto (y retratado) muchos hechos que hubiera sido mejor que no acontecieran.
Con el mes de julio, aprovechando el calor y el buen ambiente, salimos a la calle en busca de folixa y charlamos con varios músicos de lo que significa una bandina, de los orígenes de este fenómeno y de por qué hay que cuidar lo que hacen (y tocan) estas pequeñas agrupaciones musicales cargadas de arte, folclore, buen humor e instrumentos tradicionales.
Maíz, fabes, patata, castaña, avellana y más alimentos humildes eran cosechas vitales y como tal se veneraban. En torno a ellas fue articulándose una cultura, un saber popular transmitido de generación en generación. Hoy, que el hambre no acecha como antaño y ya apenas se cultiva en las casas, lo que empiezan a faltar son los guardianes de aquel saber ancestral. Por el respeto y la gratitud que merecen las cosechas por ser tanta la fame que quitaron, fueron las protagonistas de nuestra primera serie de reportajes.
Allá por finales de septiembre decidimos salir temprano de casa y visitar diferentes pueblos del oriente para conocer por dentro cómo es un mercáu en Asturias. La aventura, aparte de proporcionarnos una compra semanal local llena de anécdotas, nos llevó a charlar con varios mercaderes analizando porqué los mercados deberían cuidarse y qué remedios necesitan para remontar el vuelo y ser, de nuevo, esenciales.
La medianoche del 1 de noviembre marca el inicio de la campaña de la angula, especie enigmática que ha desconcertado durante siglos a la comunidad científica, ‘oro blanco’ para los mercados por el desorbitado precio que alcanza y un medio de vida de futuro incierto para los pescadores locales. Junto a ellos pasamos la primera noche de costera para conocer y contar la realidad de un oficio y una pesca con más de un siglo de historia.
Avanzado el otoño descubrimos que el mejor documental de timelapse del prestigioso Memorial Internacional María Luisa de foto y vídeo era un corto de sello asturiano con el paisaje de Asturias como protagonista. Intrigados, nos pusimos en contacto con los dos autores de ‘Emoción Asturias, las cuatro estaciones’ para que ellos, de viva voz, nos hablaran de este trabajo. En la charla descubrimos que, en realidad, el documental en cuestión representa un viaje de años por mil rincones de Asturias dignos de retratar para siempre.
El tan de actualidad problema del alquiler lo es aun más en las zonas rurales, donde se conjugan una multitud de factores, más complejos que en las ciudades. Uno de ellos es que una gran parte de las viviendas de los pueblos son de alquiler turístico; pero eso es solo la punta del iceberg de una realidad más profunda. En Asturias existen 100.714 casas vacías y, por primera vez, dos asociaciones se han propuesto abrirlas apelando a sus propietarios.
Muy cerca del lugar desde el que hacemos EL 21, hay un sitio entre árboles al que los habituales llaman de manera cariñosa «la prote». Allí, gente como Marcial, Pedro, Mari y Carlos se encargan de cuidar, y de hacer la vida más fácil y más alegre, a un montón de perros que han aparecido (o han sido) abandonados en el concejo de Piloña. Y aunque los voluntarios de Animales del Oriente sean el alma de este reportaje, los protagonistas indiscutibles de este artículo son Bella, Dervy, Tula, Chispa, Dólar, Dory… una representación pequeña de los más de 200.000 perros que se abandonan al año en España. La cara visible (aquí, en este repor) de la vergonzosa lacra del abandono animal y los que necesitan urgentemente una familia que los quiera.
El entusiasmo que le pone a la vida es tan intenso que Sonia Estrada Copín es varias personas dentro de una sola. Es auxiliar de enfermería, gaitera, ganadera ecológica, madre… Es mujer y de pueblu. Por ser eso, muyer rural, recibió este 2024 el galardón que concede anualmente el Colectivu Feminista de Muyeres Rurales del Oriente. Ella nos concedió a nosotros esta entrevista, un conversación repleta de reflexiones, de puntos de vista transformadores y de energía para seguir peleando por Asturias, por su cultura, por sus servicios públicos, por sus pueblos.
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Conocimos a Mari y a Antonio porque el Ayuntamiento de Piloña, con acierto, les nombró Paisanos del Año durante el Festival de la Avellana. Y como estábamos seguros de que tenían mucho que contar, nos acercamos una tarde lluviosa a tomar café con ellos y compartir un buen rato lleno de anécdotas y reflexiones de vida. Con todo lo que nos contaron, creamos un par de textos para nuestra sección Historias de Vida, uno de nuestros espacios favoritos en EL 21. Son las suyas las auténticas historias que merece la pena escuchar y recoger para saber de dónde venimos.